El viernes me reafirmé en que los macrofestivales cada vez me importan menos, porque en ellos es imposible reproducir la excitación y el subidón que me proporcionaron los dos conciertos de la noche. Triángulo de Amor Bizarro cumplieron mis expectativas con un concierto intenso, sin bises (salió la bajista neorrubia, con un vaso de cubata […]