Vengo de escuchar lo mejor y lo peor del pop británico. Por fortuna, lo peor eran los teloneros y tocaban sólo media hora: The Boxer Rebellion tienen la imagen, con esas caritas guapas, esa ropa negra y esos modales afectados, tienen incluso el sonido, pero lamentablemente les faltan las canciones, y todos sabemos que eso es lo peor que le puede suceder a un grupo de pop: si haces sludgecore, a lo mejor las canciones pueden ser un detalle secundario, subordinado a un estruendo controlado y poderoso, pero si haces pop, por muy alternativo que sea, sin ellas no puedes llegar a ningún sitio que no sea un aburrimiento infinito. Bueno, a lo mejor también acabas llegando al éxito masivo, pero no deberías. Por fortuna, lo mejor eran los cabezas de cartel y tocaban hora y media: he leído mil veces que los Editors (en la foto) son un calco de Joy Division, pero qué quieren que les diga, no lo son. De hecho, la gente suele decir eso por el vocalista, y es cierto que su voz se da un aire a la de Ian Curtis, pero en realidad lo más parecido a Joy Division es la batería. En cualquier caso, lo que ocurre es que estos tipos sí tienen canciones, con lo que esa semejanza a algo que no sabes qué es (que si Echo & The Bunnymen, que si Psychedelic Furs, que si Nick Cave) se olvida en cuanto llega el primer estribillo irrebatible: se les dan muy bien esas súbitas iluminaciones melódicas por las que el pop británico gusta a (casi) todo el mundo. Qué buenos, oigan.