Una de las mayores sorpresas que me ha dado en toda mi vida la televisión española -pónganlo con mayúsculas, si quieren- se produjo hace un montón de años, cuando un programa cuyo nombre no logro recordar emitió a la hora de comer este vídeo que les enlazo, el ‘Double Barrel Prayer’ de Diamanda Galás. Yo estaba en casa de mis abuelos, en el pueblo, torturando a los pobres viejillos con un poco de música moderna, y la verdad es que no parecieron muy impresionados por el exceso hemorrágico del clip: al fin y al cabo, llevaban toda la vida matando cerdos y haciendo morcillas. Pero yo cumplí con mi obligación y aluciné con la música, aluciné con la imagen y aluciné con el atrevimiento del diabólico Ente. Durante unos años, Diamanda constituyó la periferia más extrema de mis gustos en formación, y discos como ‘Saint Of The Pit’ y ‘The Divine Punishment’ me sirvieron como banda sonora idónea para esos paisajes umbríos de la adolescencia.

Hoy, el enigmático compañero Natxo Artundo publica una interesantísima entrevista a esta mujer, que actuará en el Principal de Vitoria el 4 de mayo. Les aconsejo que la lean entera, pero, por si están vagos, voy a entresacar algunas frases inquietantes. ¿Cómo se describe usted? «Creo que mi nombre valdrá. Diamanda viene del griego Adamandia, adamantina. El diamante es la piedra más dura, la que más corta». ¿Hace falta más control de las armas en Estados Unidos? «No. Yo tengo una pistola. La gente justa e inteligente debería tener armas en América. El hecho de que cualquier memo o delincuente juvenil pueda conseguir una pistola no implica que yo no deba tener una». ¿Me explica lo de canciones de amor trágico y homicida y canciones de muerte? «Hay personas con una extrema sensibilidad emocional que a menudo pasan por períodos oscuros en lo que respecta a los asuntos del corazón. Es un espacio muy peligroso. Es más seguro estar muerto». Retrocedan, fantasmones, que aquí hay alguien que da miedo de verdad.