Ya saben que en este país, hasta hace bien poco, dejaba de sonar música cuando moría el Señor. El ayuno y la abstinencia se ampliaban hasta incluir también las melodías, más allá de saetas y requiems, y los niños eran severamente reconvenidos si se les ocurría tararear mientras saltaban a la comba. Y ahora, en cambio, ya ven, uno puede pasarse el Viernes Santo escuchando a Rotting Christ tan ricamente, sin que nadie le amenace con los calores del infierno y la perdición eterna. Pero, si ustedes combinan la afición al rock durillo con los reparos religiosos, siempre podrán tirar del nuevo género de moda: el unblack metal, también conocido como white metal, que tiene la peculiaridad de sonar exactamente igual que el black metal pero expurgado de contenidos satánicos. Vamos, que viene a ser un metal orientado al bien, como esos Stryper de los que tanto sabe el compañero Arrieta, pero en desmedido y brutote: oyendo su música, nadie diría que estos grupos están temáticamente tan cerquita de los coros angélicos.
Aquarius Records, tienda de referencia para las grabaciones anómalas, afirma que los discos más interesantes del género los publica E.E.E. Recordings, cuya web avisa de lo siguiente: “Somos cristianos. Sí, creemos en Dios (…). No editaremos ningún disco anticristiano, racista, ignorante o que promueva el odio”. Parece una tontería, pero hay que echarle valor en un mundillo tan cazurro como éste. Eso sí, sus bandas luego suenan como estos Light Shall Prevail, que pondrían en fuga al padre Fortea o al nazareno más curtido.