Una ganga de la que se puede sacar mucho partido es el ‘Freelancer’ publicado en 2003 por Microsoft y la difunta Digital Anvil, un simulador de combate espacial que reverdece los laureles de la saga ‘Wing Commander’. Estamos en los años noventa. Windows se utiliza exclusivamente para jugar al solitario; la mayoría de los juegos corren bajo MS-DOS, el viejo sistema operativo de la pantalla más negra que nuestros pecados. LucasArts ha puesto de moda las batallas aéreas de la Segunda Guerra Mundial con títulos como ‘Secret Weapons of the Luftwaffe’ cuando Chris Roberts presenta el primer ‘Wing Commander’, que traslada el espíritu de aquéllas al siglo veintisiete.
A lo largo de una década, el universo creado por Roberts dará argumento para doce juegos, diez novelas, una serie de televisión y una película protagonizada por Freddie Prinze Jr., el actor cuyo nombre está compuesto por tres diminutivos, que se salda con un descalabro comercial y de crítica. Con la colaboración de Microsoft, la saga es refundada en 2000 con ‘Starlancer’, al que sigue tres años después este ‘Freelancer’. La aventura nos pone en el pellejo de Edison Trent, un personaje calcado de Han Solo que se gana la vida como piloto al filo de la ley. Hay un vasto universo ahí fuera que el jugador debe explorar en busca de oportunidades de enriquecimiento, y no nos referimos al intelectual. ‘Freelancer’ pone en nuestras manos la manera de hacerlo, como mercaderes, piratas o cazarrecompensas, aunque ninguna de las tres nos dará ocasión de levantar el dedo del gatillo.
(Aquí, la demo; el juego completo ha salido este mes por cuatro euros con una revista de videojuegos, ¡investiguen!)