Sting reúne en su persona varios rasgos que me inspiran desconfianza. El primero, por supuesto, es ese feo detalle de hacerse designar con un apodo, como Bono o The Edge, que siempre he atribuido -supongo que de manera injusta- a cierto afán de notoriedad. El segundo, también obvio, es la entrega desmedida a causas amazónicas […]