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Evadidos

Artistas y comerciantes

Los aficionados al rock suelen ser propensos a la intransigencia, pero la tendencia se vuelve especialmente preocupante cuando los seguidores de eso que se llama música alternativa, sea de la vertiente que sea, opinan sobre lo que consideran música comercial. Este fin de semana vi a un tipo que deambulaba por los bares con una camiseta en la que se leía (con perdón y sic) «estoy hasta la poya del reggaetón». A otro, con la cazadora repleta de parches heavies, le escuché espetar violentamente a un camarero por qué pinchaba «bakalao», a lo que el aludido, un poco cohibido, respondió: «Esto no es bakalao, tío, son los Chemical». Y, aunque no tenga mucho que ver, encendí la tele y me encontré con el líder de Deluxe, Xoel nosecuántos, soltando la siguiente perla en ‘iPop’: «Me siento más cercano a Julieta Venegas que a Franz Ferdinand, porque éstos, al fin y al cabo, no son más que un producto». Claro, el popular artista indie se encontraba en un festival de hermanamiento latino (!), porque en Benicàssim a lo mejor habría dicho lo contrario.

Me paso la vida defendiendo la música comercial, como si fuera Joaquín Luqui reencarnado, pero es que de verdad creo que no hay mucha diferencia entre las aspiraciones de los artistas más vendedores y las de proyectos de vocación minoritaria: todos quieren triunfar en lo que les gusta y, normalmente, lo consiguen en la medida en que se atienen al criterio mayoritario de su mundo, sea micro o macro. Si hablamos de grandes conceptos como creatividad, calidad y así, nos metemos en camisas de once varas: ¿son mejores Radiohead que Madonna? ¿Sunburned Hand Of The Man tienen más talento que Don Omar? ¿Aportan más ideas originales a su género La Habitación Roja que Amaral o que… Rosa de España? Ustedes a lo mejor lo tienen muy claro, pero yo, en esas disyuntivas, me quedo con Madonna, Omar y Amaral (lo de Rosa tendría que pensarlo con más detenimiento). Y lo peor es que los más despectivos con las preferencias ajenas suelen ser, en el fondo, los más convencionales, los que siguen al dedillo credos dictados por alguna revista o, simplemente, por la mayoría de su tribu castradora.

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


septiembre 2006
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