Hay dos maneras extremas de enjuiciar un festival de música. La primera es la pura subjetividad, como esas personas de filiación kalimotxera que dicen que las fiestas de Bilbao son una porquería porque traen a los Stooges pero no a Reincidentes y Piperrak. La postura opuesta es colocarse en el lugar de los organizadores y […]