El post de hace un mes sobre el nuevo disco de A-ha ha recibido en la última semana varios comentarios de lectores chilenos, expectantes ante la posibilidad de ver al grupo noruego en el festival Viña del Mar. Pues bien, parece que Morten Harket y sus chicos tocaron el sábado con tremendo éxito ante numerosísimos espectadores, entre ellos -esperamos- nuestros felices amiguitos. Nos alegramos por A-ha, porque el público de este certamen es conocido como el monstruo por su actitud implacable ante los artistas que no le convencen. Es esta edición, las víctimas de este Godzilla del abucheo fueron sobre todo tres: Los Tigres del Norte, popular conjunto mexicano de narcocorridos; el imitador Julio Sabala, que yo siempre creí canario pero es dominicano, y un tal Javier Estrada, ignoto buenorro español con pinta de gavilán que ha participado en más de un concurso televisivo en Hispanoamérica. A los tres les pitaron sin piedad, clamorosamente, como si fuesen concursantes de El Semáforo, pero los destinatarios apropiados para estas protestas habrían sido los organizadores del festi. Porque ¿a qué cerebro depravado se le ocurre programar en una misma noche a A-ha, Sabala y Los Tigres del Norte, en un alarde de eclecticismo majara? Aquí en España, la afición ya está protestando porque en el Primavera Sound les han colado a Motörhead, así que imagínense si les preparan una sesión de locos bandazos estilísticos como ésa.

Lo malo es que los triunfadores, junto a A-ha, han sido unos tales Chancho en Piedra, los de la foto, una especie de O’Funkillo chilenos que, desde luego, son infinitamente más aburridos y más abucheables que Los Tigres del Norte. ¡Con decirles que preferiría incluso soportar a Sabala imitando a Shakira! Estas cosas suelen ocurrir cuando la masa se convierte en monstruo.