Es posible que el universo del cine y el de los videojuegos estén condenados a solaparse (y a doblarse sobre sí mismos, y a condensarse en un punto de futilidad infinita que, encima, será franquicia de Stephen Hawking). Así lo atestigua la última película de la factoría Aardman, ‘La maldición de las verduras’, que llega pareja del lanzamiento para Playstation  y XBOX del juego correspondiente. ¿El absurdo? Pues que, aunque ya nadie concibe el cine de animación sin gráficos realizados por ordenador, Wallace & Gromit siguen siendo los adorables personajes de plastilina de siempre, con el alma impresa por las huellas de los dedos de sus creadores. ¿Dónde queda la gracia de la claymation si la consola los convierte en un amasijo de píxeles?

Parece que el juego es al menos divertido, pero, por el amor de Dios, corran a ver la película antes de que la quiten de los últimos cines. Tras los fiascos de Terry Gilliam (‘El secreto de los hermanos Grimm’) y Tim Burton (‘Charlie y la fábrica de chocolate’), ‘La maldición de las verduras’ es la mejor película fantástica de 2005, mientras ‘La novia cadáver’ no nos invite a pensar lo contrario.