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Dedicado a Kate

Como Kate Moss me cae muy bien -al menos, mejor que el mundo de la moda en general-, le he seleccionado cinco canciones para que entretenga sus largas horas de paro. No hay ninguna de su novio, pero todas tienen algo que ver con esa profesión hipócrita y superficial que da de comer a Kate -bueno, no comerá mucho, pero sí satisface sus apetitos-, en la que te contratan por tu imagen rebelde siempre que sea de mentira.

Kraftwerk – The Model: es la canción de modelos por excelencia, un relato desapasionado al estilo alemán sobre la vida de una top que no bebe más que champán. “Sólo hace falta una cámara para que cambies de opinión”, describen los inventores del tecno. Para paladares más rockeros, siempre está la versión de Rammstein o, aún más recomendable, la de Big Black.

Ilegales – Regreso al sexo químicamente puro: Jorge Martínez tiene cierta obsesión con las modelos venidas a menos, un tema al que dedicó también la estupenda ‘Me gusta cómo hueles’. En ‘Regreso al sexo químicamente puro’ la protagonista, una chica de corazón raro con la sonrisa tan falsa como una flor de plástico, acaba en un psiquiátrico. “Aquel modisto lo descubrió, no falla el vestido, lo que falla es la modelo”.

Wire – Mannequin: el mejor grupo punk se pone violento contra las chicas guapas de las pasarelas. “Eres un desperdicio de espacio sin gracia natural, eres tan delgada que ni siquiera empiezas”, se enfadan. Es una de las canciones más pop de su primer disco y también una de las más largas: dura… ¡dos minutos y medio!

Francisco – La chica del póster: siempre habrá que reivindicar a Francisco por cantar sin ningún pudor esta inequívoca oda a la masturbación. “Era modelo de alta costura, tenía encanto y unas piernas de locura. Sus ojos como el mar, sus labios de coral y una expresión entre deseo y travesura”. Ah, qué bonito. Y sigue la estrofa: “Yo la quería, la idolatraba, tenía un póster suyo al lado de mi cama. Soñaba con tener su cuerpo de mujer y descubrir con ella el mundo del placer”. Finalmente, en el estribillo, el latin lover alcoyano confiesa con nostalgia y poesía su recurrente hábito: “¡Cuántas veces ella me insinuó ‘ámame, ámame’! ¡Cuántas veces tuve yo su amor de papel!”.

Maximilian Hecker – Kate Moss: a esta chica le han dedicado suficientes canciones para convertirla en toda una ‘pop model’, algunas con títulos tan chulos como ‘Kate Moss no está demasiado delgada’. La del delicado Maximilian es bonita, una cosa sensible y lenta con piano y cuerdas, aunque no menciona a Kate en ningún momento. Eso sí, debe de ser una canción de amor, porque termina diciendo “chica, te quiero”. ¡Qué gusto dan las cosas claras!

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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