Hay nombres que engañan. Hace un tiempo, al saber que tocaba en el Edaska de Barakaldo un grupo llamado Los Natas, pensamos que nada bueno podía venir de ese bautismo extragraso. ¡Error! ¡Colosal error! Poco después, pero ya demasiado tarde para asistir, nos enteramos de que el trío argentino forma parte de la élite mundial de eso que llaman stoner rock, es decir, un estilo heredero de Black Sabbath y la psicodelia, propenso a la repetición y los largos desarrollos y envuelto en una densa humareda de cannabis. Por fortuna, el Edaska nos brinda una oportunidad para enmendarnos el 15 de octubre, con la actuación de Los Natas, Positiva (a los que también tenemos muchas ganas de ver) y Elfo Negro.
El problema de utilizar una etiqueta como stoner es que ahuyenta a mucha gente que la ve como algo ajeno, para iniciados, cuando en realidad podría englobar a un grupo tan poco rebuscado como los primeros Leño. Los Natas hacen algo tan antiguo como el rock: dan rienda suelta a los instrumentos y dejan que se emancipen de las limitaciones de la canción convencional. ¿Por qué las guitarras tienen que acompañar mansamente al vocalista y pasar a primer plano sólo cada dos minutos y medio, igual que fieles animales domésticos? ¿Quién ha dicho que el bajo y la batería hayan de conformarse con su humilde papel de bases y no llamar demasiado la atención? ¿Dónde está escrito que el ritmo y el ruido -esa variable esencial- tengan que subordinarse dócilmente a la melodía? Los Natas hacen rock sin desnatar y su directo promete ser sabroso y nutritivo. ¡A Baraka!