¡Menuda noticia para comenzar el año! ¡El punto G puede ser un mito!
Esto es lo que aseguran investigadores del King’s College de Londres (Reino Unido): el punto G de las mujeres podría ser algo subjetivo, “producto de su imaginación” y no existir realmente, tras haber concluido un estudio, el más amplio realizado hasta el momento, en unas 1.800 mujeres de entre 18 y 83 años, sin encontrar prueba alguna de la existencia de esta zona erógena.
Según las conclusiones que han sido publicadas en el último número de la revista The Journal of Sexual Medicine, esta zona sensible, descubierta en 1950 por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenber, que la situó en la parte frontal de la vagina a una altura de entre 2 y 5 cm, sería realmente un mito “estimulado por las publicaciones y los terapeutas sexuales”.
Todas las mujeres participantes en dicho estudio eran gemelas o mellizas, y al ser preguntadas por la presencia de su punto G, ninguna pareja de hermanas coincidió en la respuesta pese a su similitud genética, sobre todo en el caso de las gemelas. “Si una de las gemelas idénticas respondía que sí, se esperaba que la otra, que tenía genes idénticos, también tuviera la zona erógena, pero este patrón no se produjo”, señalan los autores de la investigación.
Sólo el 56% de las mujeres respondió afirmativamente, algo más frecuente en las mujeres menores de 40 años (63%), que en las mayores de 60 (53%), y también más habitual entre aquellas que se definían como “extrovertidas y abiertas a nuevas sensaciones”.
Esta discordancia es la que ha llevado a los investigadores a concluir que “o bien no puede medirse el punto G a partir de las respuestas subjetivas de las propias mujeres, bien es una sensación más que un área específica o simplemente no existe”.
Así, aunque “las mujeres pueden argumentar que la dieta o el ejercicio ayuda a tener el punto G, según las declaraciones de Tim Spector, uno de los autores del estudio, “en realidad es virtualmente imposible encontrar rastros reales”.
Esta investigación puede suponer una presión menos para aquellas mujeres que “si no tienen el punto G esto les hace imperfectas” añadió Andrea Burri, otra autora de este trabajo, denunciando que “es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada”.
Por el contrario, la sexóloga Beverley Whipple, quien ayudó a popularizar la idea del punto G, criticó estas conclusiones, ya que a su juicio, no tiene en cuenta las experiencias de las mujeres lesbianas o bisexuales e ignora el uso de diferentes técnicas sexuales.
No sabemos en qué quedará esto ni lo que dará de sí, pero desde nuestra labor diaria siempre hemos defendido que no hay que obsesionarse ni con el punto G, ni con el H, ni con el Z. Tenemos todo un abecedario a lo largo de nuestro cuerpo con el que se puede alcanzar mucho placer. Pero aún así y centrándonos en el punto G, o zona G (para no estar obsesionadas buscando ese “botoncito”), creemos que algo debe de “existir” ya que es un número muy alto de mujeres que estimulando dicha zona alcanza cotas altas de placer. Cada una que se lo cuestione si lo tiene o no. Si la respuesta es negativa, no pasa nada porque seguramente tiene otros puntos que le proporcionan su placer. Ya sabemos que todas las mujeres (ni los hombres) reaccionamos ante los mismos estímulos , por muy excitantes que sean, ni de la misma manera.
Y, por supuesto, no nos olvidemos de otro “botoncito” maravilloso que es el clítoris, que sabemos que existe, sabemos dónde está y sabemos que produce mucho placer. Así que vosotras mismas.