Casi todos los electrodomésticos, por no decir todos, necesitan manual de instrucciones y la persona, con lo complejos que somos…vamos sin él.
¡Así nos va! Y si a esto le sumamos que nosotras estamos hablando de sexo y de relaciones personales e interpersonales…toda la baraja de las cartas entra en juego para combinar entre ellas y dar millones de posibilidades de combinaciones, es decir, de comportamientos, sentimientos y pasiones.
Como muchas otras veces os hemos dicho no hay una formula mágica con la que complacer a una persona, cada persona es ella, su biografía, sus circunstancias y su actitud. Si no tenemos las suficientes ganas de descubrir su “mapa erótico” es muy probable que acabemos con un…¡Bah…todo esto para esto!
Y es que ya os hemos dicho: ¡No existen los amantes perfectos! Existen las personas dispuestas a descubrir qué le gusta a quien tenemos al lado, debajo o encima. Cada persona tiene sus gustos y…disgustos y lo que te sirvió con la otra pareja sexua…puede que no te sirva con esta nueva.
Pero una cosa que si os va a ir bien siempre, es que os toméis un tiempo, que perdáis el tiempo en el cuerpo del otr@, descubrir todo ese abecedario que guarda en su piel, no solo el punto G, perderos entre sus pliegues y recovecos para encontraros con los vuestros.
Chuparos, abrazaros, y acariciaros sin prisa, solo por el placer de la caricia, por el placer de despertar sentidos en la piel que creíamos que no existían o habían muerto por falta de alimento. Para ello trata de salir de las zonas “siempre” acariciadas o chupadas, atrévete a innovar, aventúrate en lo desconocido e inesperado.
Y por supuesto no te olvides de escuchar, no solo sus gemidos o su respiración, escucha su cuerpo, observa cómo se mueve, cómo reacciona ante lo que le estás haciendo,… y ve construyendo el mapa de su sensualidad.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.