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lurdes y mertxe

Esto va de sexo

EL SINCERICIDIO… SEXUAL

¿Estáis a favor de la verdad? ¿La verdad a cualquier precio? ¿La verdad por encima de todo?

Permitidnos que os contemos una pequeña anécdota de una paciente que tuvimos hace ya algunos años. Esta mujer acude a la consulta por una mala relación de pareja, que no viene al caso, y así como quien no quiere la cosa, nos confiesa que miente más que habla y que ese comportamiento la trae consigo muchos problemas,… porque ya sabemos eso de “Se le coge antes a un mentiroso que a un cojo”, y es que no sólo hay que tener arte y ser buen actor,… ¡hay que tener buena memoria! Bueno, pues a lo que vamos, en el tratamiento paralelo que hacíamos con la paciente para que superase su “adicción” a la socorrida mentira, le recomendamos “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, o sea ¡deja ya de mentir! Y ella obediente y disciplinada así lo hizo: se encontró con una amiga, ya ex-amiga, que venía de recoger ¡su vestido de novia! La ex-amiga toda contenta le enseña parte de su “carisísimo” y ostentosísimo vestido y le pregunta si le gusta, y ella fiel a su nuevo yo, ni corta ni perezosa, le dice lo que pensaba: “un poco emperifollado, ¿no?”. Ante gustos tan dispares, y tal muestra de sinceridad la amiga, ya ex-amiga, se dio media vuelta y nunca más se supo de ella.

¡Qué! ¿Qué opináis? Mesura, ¿verdad?, mesura.

Pues ahora, imaginaros la escena, pero en cuestiones sexuales:

¿Te lo ha hecho alguien mejor que yo?

¿Era igual con las otras parejas?

¿Cómo lo hacías antes? Y, ¿Qué hacías?

¿Cuántas parejas has tenido antes de estar conmigo?

¿Has tenido mejores orgasmos?

¿Serías capaz de enrollarte con alguien saliendo conmigo?

¿Cómo eran las otras parejas en la cama?

Muchas de las respuestas a estas preguntas no son para nada necesarias para el buen funcionamiento de vuestra relación y se pueden convertir en armas arrojadizas un tiempo después, así que, cuidadín, responder sí, pero hacedlo con cautela, delicadeza, pensando lo que vais a decir, no deis demasiados detalles, y guardaos todo aquello que sabéis que va a molestar y no va a aportar nada bueno. Hacedle entender que habrá preguntas a las que no vais a responder, tenéis derecho a tener un pasado y derecho a guardároslo (pero, no al pie de la letra, ¡eh!).

Y si estás en el otro lado, en el de preguntar, recuerda que preguntar no es juzgar, no es ofender ni acusar. Y que si preguntas algo, has de estar preparado para asimilar la respuesta ,y si no es así, no preguntes.

Un saludo y buen fin de

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Por Lurdes Lavado y Mertxe Gil

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