En la era de la comunicación y donde todas las tecnologías deberían de ayudarnos a poder estar más comunicados, ya que nos acercan, tenemos teléfonos con los que nos ponemos en contacto  en segundos de continente a continente, hablamos, wasapeamos, mandamos fotos en segundos, hablamos por videoconferencia,…y sin embargo, cada día somos más torpes y más incapaces de relacionarnos y comunicarnos de una forma eficaz y…digamos más humana.

Vamos tan deprisa que los otros a veces son un estorbo en nuestro frenético ritmo de vida, donde como en otras ocasiones nos quejábamos de que consumimos hasta lo que no se debe de consumir, personas, amantes, el consumismo nos ha llevado a la depredación sexual. Nos convertimos en objetos sexuales de otros que también para nosotros significan lo mismo.

Y esta cosificación de las personas, donde solo son meros utensilios, que usamos a capricho,  hace que  llegemos a  formas frías, despersonalizadas  e incluso crueles de abandonar a las personas “a las que hemos estado utilizando”.

Dejamos relaciones por wasap, o hacemos “Ghosting”. ¿No sabéis lo que significa hacer ghosting? Pues es no decir nada, responder con “nada”, es decir, desaparecer, o como nos dicen nuestr@s hij@s “dejar en visto” los mensajes de wasaps y no decir nada. Cosas que no tendrían cabida en una relación cara a cara, pero que si la tienen a través de una pantalla. Nos volvemos insensibles, mal educados…Y es que es tan fácil hacer eso, “nada” porque hacer algo requiere cierta dosis de valor y ya sabemos que cada vez somos más cobardes.

Imaginaros cuando hablamos y no recibimos respuesta, somos ignorados y desde luego la empatía brilla por defecto y la humanidad también. Y esto a base de hacerlo y hacerlo se naturaliza, se cotideaniza y la comunicación pasa a no ser nada.  Y el tan  temido “Tenemos que hablar” que nos decíamos cuando  algo iba mal o no, ha pasado simplemente a desaparecer de la escena, sabes que vive porque ves, con suerte, que alguna vez está en línea.