El sentirnos importantes para alguien es algo necesario, no hay nadie que no quiera ser importante para alguna persona, y esto nada tiene que ver con ser el centro de atención de la fiesta (que atendería más a alimentar el ego, el narcisimo). Es como ser reconocido por alguien, ser visto, valorado y/o amado. Casi podríamos decir que sin esto no podríamos vivir.
Un día una amiga me contaba que un hombre exitoso social y laboralmente hablando, le había propuesto ser amantes, era algo goloso, claro que sí, buena vidilla mientras estaría con él, algún capricho, algún viaje…pero ella lo había rechazado, ella quería ser importante para alguien, no quería ser solo el polvo de nadie. Quería un valor, quería ser vista, reconocida por alguien, “quería importarle a alguien” “quería que alguien se alegrase por sus logros y llorase con ella por sus pérdidas”. Quería, en definitiva, que le importasen sus cosas y su vida.
Ser importante para alguien no es narcisismo puro y duro, poco o nada tiene que ver con el egoísmo. Es una necesidad que hace que nos centremos, un poco aunque sea, en nosotros mismos, que no nos perdamos en solo complacer a los demás, habla de la necesidad de que también nos cubran nuestras necesidades, de que también pedimos y no solo damos, habla de nuestra necesidad de ser admirados, amados y necesitados por el otro. Habla así mismo de nuestro miedo a ser abandonados, si somos importantes… esto último será más difícil que ocurra y nos sentiremos más tranquilos.
Pues esto en la pareja es igual, y cuando no es así o no se vive así la persona se distancia emocionalmente del otro.
En los primeros momentos de la pareja, es decir, en el enamoramiento uno se diluye en el otro, pone todo su interés en esa persona y de alguna manera desaparece en ella, el otro se siente… importantísimo, pero uno mismo está en situación de desvalimiento frente al amado, el cual lo “puede todo”. Ahora, eso sí, si esto es recíproco, ambos dos suben y bajan del cielo, mínimo mil veces al día mientras dure, claro está. Y claro está también que el mundo y los demás personajes del mundo, sean quienes sean, pierden valor mientras este embobamiento dure.
Y menos mal que el enamoramiento no dura demasiado porque seríamos capaces de perder desde el trabajo a la familia ya existente.
¿Pero qué pasa si no hay nada o hay muy poco interés en el otro? ¡Que no te sientes importante! Que puedes llegar a pensar que todo va por delante de ti, sus amigos, su trabajo, sus hobbys,… y que tú eres una cosa más en su vida, o en el peor de los casos una cosa prescindible o de último interés. Y no es que se necesite ser “la cosa, la única cosa”, sino que se necesita ser una cosa importante entre las cosas importantes.
Ser capaz de valorar al otro también nos hace llegar la importancia que el otro nos otorga. Dejar una huella en alguien.