Como para todo hay nombre, para los obsesionados con el amor también lo hay. Así que a la necesidad exagerada e incontrolable (obsesión) de estar con cierta persona y que ésta te corresponda con la misma intensidad se le llama “limerencia”. Todo el pensamiento y sentimiento gira entorno a esa persona y se espera ansiosamente que el pensamiento y sentimiento de esa persona gire igualmente a su alrededor.
Es verdad que al principio de una relación, en el enamoramiento, nos despertamos y dormimos con la persona amada en nuestra cabeza, pero no dura tanto tiempo, se esfuma el enamoramiento o se pasa al amor. Si no somos correspondidos no corre peligro nuestra integridad física, ni la del otro
Pero en esta enfermedad hay un toque histérico, se exageran en positivo todas las cualidades de la persona amada, se tienen ideaciones de suicidio ante un posible rechazo,… la cabeza, en definitiva, está llena de esa persona.
Y en esta enfermedad solo importa la reciprocidad, esto es un buen referente para saber distinguirla.
Y como en todas las obsesiones, éstas tienen una base bioquímica en el hipotálamo, por lo que cualquier tipo de tratamiento psicológico deberá de estar acompañado de medicación , porque ni el mejor terapeuta, ni la terapia más larga , ni el paciente más colaborador influirán lo suficiente sobre el hipotálamo para solucionar o paliar el problema.
El medicamento que solemos mandar en los obsesivos compulsivos es un antidepresivo. Y así con terapia y medicación lograremos superar nuestro gran y recurrente problema.