Vamos a recoger la propuesta que nos hicisteis para hablar sobre el tamaño de la vagina.
Hay que decir, que normalmente, el tema del tamaño de la vagina como tal, no genera tanta discusión, ni tantos agobios en las mujeres como lo hace en los hombres el tema del tamaño del pene.
La vagina es un conducto membranoso, fibroso y muy flexible. Se adapta tanto a la introducción de un tampón, de un pene o en el parto, a la salida de la cabeza de un bebé. Por lo cual eso del tamaño ya se empieza a relativizar ya que cambia mucho dependiendo de las situaciones. Imaginaos: cuando trabajamos con mujeres con vaginismo, que nunca han introducido nada en su vagina, al conseguir introducir un dedo ellas nos comentan que ya no entra nada más, cuando consiguen el segundo dedo te aseguran que ahora sí que ya no entra nada más y así sucesivamente. La vagina se “adapta” al objeto que introducimos.
La longitud de la vagina es de unos 8 a 11 cm como promedio y, en excitación, aumenta en anchura y longitud de unos 2 a 4 cm.
Hemos de decir que el tamaño no tiene nada que ver con la consecución del placer y en éste influyen muchos factores desde los físicos hasta los psicológicos. Destacamos la función del clítoris, esa pequeña lentejita situada al comienzo de los labios mayores que nos produce tanto placer y nos da la capacidad de ser multiorgásmicas. En la mayoría de las mujeres, debe ser estimulado directa o indirectamente durante la penetración. A unas les gusta más fuerte y a otras más suave, porque al “erectarse” el clítoris, tanto roce directo o fuerte les produce como pinchazos y lo viven de manera desagradable.
Un hecho que sí influye o puede influir, no como tal en el tamaño, sino, sobre todo, en la sensación que tenemos y que tienen durante la penetración, es el después de los partos. Toda nuestra musculatura vaginal ha perdido tonicidad y al penetrar y no tener “fuerza” (muchas veces se pierde el tono muscular del suelo pélvico) parece que aquello se nos ha cedido de una manera,… No es ceder ni agrandar, ¿vale? Hemos perdido tono muscular. Para volver a recuperarlo, acordaos de ejercitar esta parte de nuestro cuerpo con los ejercicios de Kegel o con el uso de las bolas chinas que ya os comentábamos en un post anterior. Si la musculatura de nuestro suelo pélvico está bien tonificada tendremos un mayor control sobre nuestra vagina, sobre nuestro orgasmo y ellos lo agradecerán ya que nos sentirán bien “pegaditas” y se notarán bien “atrapados”, con el consiguiente aumento de placer.
Otra cuestión que sí influye en la sensación de un tamaño más grande o pequeño de vagina es la lubricación. Cuando una mujer lubrica mucho puede provocar en el hombre la sensación de que el pene se pierde dentro, y que no llega a sentir del todo, costándole más llegar al orgasmo e incluso algunos nos cuentan que pierden erección por la falta de sensación. Y también la mujer puede llegar a tener menor sensación de placer. Aquí recordaros que el estar muy lubricada no significa que se esté muy excitada. Esto, a veces, puede generar algún problemilla a la hora de acelerar en la relación e ir a la penetración de forma directa, “yo pensaba que ya, porque estabas tan mojada,…”. Y también deciros que se puede estar seca y excitada al mismo tiempo.
Pero bueno, más que con problemas por el tamaño de la vagina, sí nos hemos encontrado con la no aceptación del tamaño de los labios mayores y menores de la misma. Suelen hacer comentarios tales como: “Es que son demasiado grandes y me cuelgan demasiado, me estorban”. Esto no influye, desde lo físico, a la hora de conseguir placer, pero sí desde lo psicológico, ya que produce mucho malestar, complejo, y hace que no se permitan disfrutar. Es una cuestión de estética que en ocasiones lleva a la mujer a pasar por una intervención quirúrgica para reducir el tamaño de sus labios vaginales.
La vagina de cada mujer es única y debemos aceptarla y sobre todo, un consejito, mimarla. Cada una a su manera, pero no os olvidéis de ella, que no es un adorno que necesite solamente el ser limpiada sino que tiene más necesidades.
Buen finde.