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EN VAGINA CERRADA NO ENTRA NADA

Al contrario de lo que os comentábamos el otro día, mujeres que se quieren reconstruir el himen, existen mujeres que no han conseguido “desvirgarse”, que son incapaces de realizar un coito o incluso de introducirse un dedo o un tampón dentro de su vagina. Imaginaos la transcendencia del tema en cuanto al deseo de maternidad se refiere, a las limitaciones sexuales que conlleva el tema y a los problemas de pareja que pueden surgir. Muchas de las parejas que sufren este problema acaban separándose.
Para los que no sepáis nada sobre el tema o incluso os sorprenda que hoy en día se den este tipo de casos os diremos que el vaginismo, que así es como se llama esta problemática, es muy frecuente en la consulta.
El vaginismo es una contracción involuntaria de los músculos vaginales (del introito vaginal) que impide la posibilidad de realizar un coito. En el 90% de los casos la mujer nunca ha introducido nada dentro de su vagina y a la más leve aproximación de un dedo, no ya del pene, sino de un dedo, por parte de su pareja se contrae y se tensa. Generalmente el vaginismo va unido a falta de deseo, sobre todo en los casos en los que aún se sigue intentando el coito. Cada intento les supone, además de una frustración, ya que no se consigue, un sentimiento de impotencia y de malestar enorme, que ocasiona que relacionen estas emociones con lo sexual, con lo cual si no hay sexo, no hay emociones negativas.
También es muy habitual encontrarnos con parejas que ya ni lo intentan, lo descartan de su vida sexual y curiosamente, en estos casos, el deseo sexual de ella parece permanecer. Si le preguntásemos a una mujer con vaginismo, ¿Qué pasaría si el coito no existiese? Su respuesta sería, sin lugar a dudas, ¡genial! Y, probablemente, disfrutarían más de la sexualidad. Sus parejas tampoco viven bien la situación. Muchos hombres nos comentan que se sienten como si intentasen violarlas, ellas reculando del pene en la cama, o con todo su cuerpo contraído y rígidas, con cara de susto y ellos intentando introducir su pene en un sitio donde no es bien recibido. Es frustrante para ambos. Desesperante.
Generalmente estas mujeres no han podido realizarse exploración ginecológica alguna, es más, ni siquiera han ido al ginecólogo la mayoría de ellas. Lo viven peor que ir al dentista.
En los libros de texto podemos encontrarnos múltiples razones que explicarían el origen del vaginismo, y ponen la violación o el abuso sexual como los motivos más frecuentes. Si bien es verdad que vemos casos en los que la violación es la causa del problema, no es ni mucho menos la más frecuente que nos encontramos en la consulta.
Las mujeres lo explican como miedo al dolor, dolor a la rotura del himen, a la primera vez,… pero esta explicación que dan sólo es la punta del iceberg. Las razones son más profundas y más diversas. Cada historia es distinta aunque existen cosas comunes en todas. Nunca nos hemos encontrado a una mujer que por tener un himen “gordo” o rígido haya originado un vaginismo. Ni tampoco hemos visto estrechez de entrada vaginal como causa. No decimos que no existan casos así, pero nosotras nunca nos hemos encontrado con ningún caso de estos en consulta.
Solemos decir que el vaginismo se resuelve siempre, al igual que la eyaculación precoz, y la técnica que usamos es la siguiente: además de ir tratando las causas psicológicas que han provocado esta situación mandamos una serie de tareas para casa cuyo objetivo es conseguir la introducción de objetos cada vez mayores en la vagina. El ritmo lo pone la paciente y así poco a poco, se van introduciendo un dedo, dos,… de ella, de él, un tampón, un vibrador o espéculo, según prefiera la paciente, y por último el pene. Cuando se han logrado introducir los dedos, se recomienda una revisión ginecológica.
En la mayoría de los casos las mujeres con vaginismo acuden cuando sus parejas las han abandonado, ellas no quieren que de nuevo, por no poder echar un polvo, las vuelvan a abandonar. También es típico que vengan cuando hay una fecha de boda a la vista, quieren que para entonces el problema esté resuelto y puedan “consumar” el matrimonio, (otra de las formas de nombrar el vaginismo es “matrimonio no consumado”, una forma como entenderéis obsoleta para definirlo). Y en muchos casos lo que las motiva es su deseo de ser madres. En algunos otros, pero sólo en algunos pocos, vienen por razones de disfrute sexual, y es que no se puede desear ciertamente algo que les causa tanto malestar.
Un rasgo de estas mujeres, y que nos ayuda en la resolución, es que son mujeres autoexigentes, por lo que son luchadoras y buenas ejecutoras de las tareas que les mandamos. Suelen ser muy responsables y esto ayuda.
Si alguna o alguno de los que nos leéis tenéis este problema, no lo dejéis más, poneos manos a la obra y a solucionarlo, no hay vaginismo que no se resuelva. Animo y a pasar buen fin de, a poder ser erótico-festivo.

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Por Lurdes Lavado y Mertxe Gil

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