¡Se acabaron las vacaciones! Vuelta a la rutina. Esa rutina que es el hilo conductor de la vida y que nos hace ponernos en marcha cada día. Y, como ya hemos hablado de ello muchas veces, hay que salirse de ella en ocasiones para poder tener otros alicientes y disfrutar de esa chispa de la vida.
Si nos centramos en el terreno sexual y hablamos de rutina, ¿qué os viene a la cabeza? Ufff, qué aburrimiento. Siempre lo mismo… Por eso lo de, innovar, imaginar, hacer algo que no te permites hacer pero que te gustaría hacer, diferentes escenarios, juguetitos,… Vamos, todo lo que se os ocurra y que, seguramente, en las vacaciones, es una época bastante propicia para ello. Esperamos que os hayáis aplicado en este terreno.
Hoy os vamos a ofrecer un “sustituto” del sexo para algunas ocasiones ya que el sexo, bromas aparte, no puede ni debe ser reemplazado, ¿verdad? Pero si que es cierto que a través de algunas actividades, situaciones, podemos llegar a tener niveles altos de placer muy parecidos al que tenemos cuando practicamos sexo.
Pues qué os parece si os decimos que cuando las personas hablan de sí mismas, este hecho produce el mismo placer que tener sexo. Esto es lo que el Laboratorio de Neurociencias de la Universidad de Harvad ha descubierto en una de sus investigaciones. ¡Curioso!
En dicha investigación, los científicos se dieron cuenta que cuando las personas hablaban de sí mismas, en su cerebro se desataba la misma reacción química que cuando se tienen relaciones sexuales. Las personas pasanmosel 40 por ciento de nuestro tiempo hablando de nosotras mismas.
Estas reacciones cerebrales ocurren cuando se tiene sexo o se come algo dulce o sabroso. Así que el dulce crea tanta adicción, si es que es un veraddero placer…
La verdad es que si nos ponemos a pensar cuando estamos hablando de nosotros, el bienestar que se tiene es muy grande. Y más, cuando sientes que estás siendo escuchada. Solamente recordar esas tardes en que estás en una sobremesa, charlando tranquilamente, cada cual de su vida, donde todo fluye, donde no hay presiones por ninguna parte, la sensación de placer es infinita, y como dicen los investigadores, es como tener sexo.
Bueno, pues ahí tenemos otra manera de disfrutar. Se nos ocurre proponeros que tengáis una buena y larga conversación que culmine en una buena y larga sesión de sexo.