Llega el fin de semana y el ir al cine casi es tradición, y aquí en el norte con el tiempo que suele acompañarnos (aunque estos días tampoco nos podemos quejar, la verdad), más aún . Y si no está en cartelera, la bolsa llena de chuches y una buena mantita en nuestro salón tampoco está nada mal.
Pues tenemos ahora una comedia que se basa en la historia real de la invención, a finales del XIX del vibrador. ¿Y sabíais que se utilizó como parte de la terapia para tratar la “histeria”? Sí, como lo oís, con fines terapéuticos. Si es que estos juguetitos dan mucho de sí.
Y fue en plena época victoriana (donde la represión sexual tuvo más auge que nunca), donde el Dr. Mortimer utilizó estos juguetitos como parte de la terapia para tratar la “histeria”.
En la época victoriana, algunos doctores, entre ellos el especialista en “medicina femenina” Robert Dalrymple (Jonathan Pryce), practicaban a las pacientes que se creía que padecían histeria, un masaje manual en la zona pélvica que provocaba el orgasmo aunque los doctores nunca lo asociaban con la sexualidad.
Los Dres. Dalymple, y la hija del doctor Charlotte hacían una manipulaciones pélvicas a estas mujeres (es decir, las masturbaban) que les provocaba el orgasmo, y fueron estos masajitos los que le iluminaron a Granville para inventar el vibrador, lo creó para hacer más médica, es decir, con menos manipulación manual, dicha estimulación a las pacientes,¡¡¡ahí le es nada!!!
Así que las apasionadas de la juguetería ya sabemos un poco más, y hasta podemos decir que tiene un fin terapéutico: disfrutar alivia las tensiones emocionales, así pues ….
Si podéis verla, es interesante y entretenida.