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Sexo tras el parto… o, ¿época de abstinencia?

¿Acabas de tener un bebé hace poco? ¿Aún no has tenido una relación coital tras haber dado a luz? ¿Tu compañera se resiste a la relación coital  meses después del parto?

Muchas mujeres nos han consultado a lo largo de estos años sobre el miedo que sienten al coito después de haber tenido un bebé. Y algunas sobre el poco o nulo deseo de sexo.

Tener un hijo es cosa seria siempre, pasamos de ser dos (o uno) a ser tres (o dos), de no preocuparnos más que de nosotros mismos, más o menos, a tener una personita diminuta y desprotegida que depende totalmente de nosotras,  pasamos a tener que respetar un horario, a tener que conciliar la vida familiar con el trabajo,…¡ay, qué gracia el lapsus! se nos ha escapado: ¡es irreconciliable!, que no nos engañen. En fin, la vida realmente cambia, en muchos casos ciertamente para bien y en otros tantos, cuesta adaptarse a la nueva situación y esto hace que muchas cositas cambien o se agraven y entre estas cosas está la relación de pareja y el sexo.

Emocionalmente las hormonas influyen. Tenemos la manía de no pensar que también somos química y que ésta influye en nuestros estados anímicos. La bajada de estrógenos por un lado y la subida de la prolactina por otro, hacen que el deseo sexual femenino tienda a disminuir e incluso a desaparecer. Evolutivamente esto es para que la amatxu se centre en el cachorrito, para supervivencia de la especie, y no ande despendolada por ahí.

Es verdad que como en botica vemos de todo, parejas que no respetan la cuarentena, que recuperan su vida sexual rápida y placenteramente y parejas que hasta llegan al año sin haber tenido una relación sexual coital, o incluso que ni se toquetean en meses.

Lo que normalmente vemos es que el coito asusta, da miedo que el “tema” no esté totalmente “curado”, cicatrizado, y lo van demorando y demorando para la exasperación de él. La episiotomía o los puntos pueden dejar la zona sensible y susceptible a sentir dolor. Pero lo que nos encontramos es más la ideación del miedo al dolor ya que en la mayoría de los casos ni lo han intentado, no constatan realmente si las duele o no.

Por otro lado está el agotamiento, si alguna se pensó que la baja maternal eran unos mesecitos de vacatas ¡menudo chasco! Un bebé da mucho curro, y eso si todo va bien, que si encima sale lloroncete o está malito, o… El hecho es que es agotador, y no solo físicamente hablando, emocionalmente  también.

Luego está el tema de la autoimagen. Muchas veces nos descuidamos  y como ya tenemos tripita durante el embarazo… comemos para dos, tres, cuatro… o nos damos caprichitos que de otra manera los mediríamos más y cuando al final damos a luz y vemos que nuestro peso ha aumentado en una media de tres a cuatro kilitos… no es fácil de llevarlo, no nos vemos bien y cuando uno no se ve bien, ¿cómo va a disfrutar con algo que no le gusta demasiado?

¿Y entonces? ¿Esperamos? ¿Forzamos? ¡Hablemos! Hablemos con nuestra pareja, pongamos las cartas sobre la mesa, y con cuidadín y mucho cariñín  ¡a por ello! Nos podemos ayudar con pequeñas cositas que todos tenemos a mano. Suele ir muy bien el que antes de intentar una penetración nosotras mismas, con nuestros dedos, lubricados, nos exploremos o masturbemos para ver cómo está el tema, constatar que todo está bien, en su sitio y como debe de estar ¡y que no duele! Después podemos usar un vibrador, para que sea lo más similar al pene, y si todo va bien…¡a echar un polvo!

Los lubricantes nos pueden ayudar mucho para facilitar la introducción, ya sea de dedos, de un vibrador o del pene, va a hacer que “patine” y la fricción sea nula.

Ponte en una posición donde te moleste menos la penetración, donde haya menos presión sobre la zona sensible. Y por último, y cuando ya puedas introducirte los dedos: el pene,… Usa bolas chinas, recupera el tono muscular del suelo pélvico. Las bolas chinas son el mejor ejercicio de Kegel que puedas llegar a hacer, con ellas vas a prevenir o corregir la incontinencia urinaria de esfuerzo (tan frecuente tras el parto), vas a mejorar la lubricación vaginal y vas a sensibilizar tu vagina, ¡vamos, casi nada!

Recupera tu vida, no esperes. Tu bebé ya es para siempre, incorpórale lo mejor que puedas a tu vida y sobre todo ¡no es solo tuyo! ¡Compártelo con tu pareja! ¡que os una y no os separe! …..

Y se nos olvidaba, ¡Enhorabuena amatxu y aitatxu!

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Por Lurdes Lavado y Mertxe Gil

Sobre el autor


enero 2012
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