¿POR QUÉ ME HACES LO QUE TE GUSTA QUE TE HAGAN A TI?
El título está bien, no nos hemos confundido. No queríamos decir no me hagas lo que no te gusta que te hagan, ni tampoco hazme aquello que te gusta que te hagan a ti.
Aquello que nos gusta no tiene por que gustarle al otro. Y al revés.
¡Va a ser que no! En lo sexual las cosas no van como en otras cosas o por lo menos no siempre.
No siempre funcionan los refranes. Aquí el comer no sólo no te quita el hambre sino que puede darte más, y el no comer, hacer que el deseo se difumine como por arte de magia, sobre todo en las mujeres y en parejas estables. Por otro lado, el uso no sólo no deteriora (ni te quedas ciego, ni te salen granos ni na de na), o gasta (semen,…), todo lo contrario el uso mantiene la función, (lubricación en la mujer, deseo en ambos y erección en el hombre,…).
Esforzaros un poco, innovar, la rutina mata la pasión. Si sabéis lo que después del beso, o después de un toque en determinada parte de vuestro cuerpo va a venir “x” y después “y”, es decir, si podéis ir adivinando el siguiente paso que va a dar el otro, y el otro el que vais a dar vosotros,… mal rollito. Sorprenderle y sorprenderos. Y para ello usar, aparte de la imaginación, juguetería, si os gusta; nueva ropa interior ¡chicos, que nos encanta también vuestra lencería!; alguna peli; contaros alguna fantasía,… Jugar y seguir jugando.
Tenemos zonas erógenas en toda nuestra piel. Nos afanamos en encontrar el punto G y nos olvidamos del resto del alfabeto. Acariciar con las yemas de los dedos, acariciar con vuestro propio cuerpo, con el pelo, con un hielo, con una pluma,… Besar en sitios recónditos, probar a besar y a chupar en los pliegues de los brazos, piernas,… Chupar el cuerpo del otro con nata, chocolate,… lo que más os guste, no se chupa igual con sabor que sin sabor. En fin probad cosas nuevas, imitar aquello que visteis en aquella peli, leísteis en aquella novela,…No os conforméis, pedir más y dar más. Creced también en esto. Un achuchón muy fuerte, o muy suave, como más os guste. Y contarnos cómo ha ido.
Cuando en el transcurso de la terapia les recomendamos a nuestros pacientes que se acaricien, con aquel jueguito que os comentábamos de despertar los sentidos, una de las primeras cosas que les explicamos es que acaricien al otro sin pretensiones, ni para excitarle, ni para después echar un polvo, ni para que vea que es un buen amante, desaprovechado por cierto,… que el único objetivo sea la caricia por la caricia .Y a lo que vamos: les insistimos en que cuando les toque a ellos el turno de acariciar no hagan aquello que tanto les ha gustado que le hagan. Por ejemplo, si te han mordisqueado la barbilla y te ha encantado no estés, cuando sea tu turno de acariciar, media hora mordisqueándosela para matarle de gusto.
Esperamos vuestra opinión. Un saludo y a practicar.