¿Cuántas veces en una relación sexual te han hecho cosquillas y has dicho: “Para, para, que no lo aguanto”? ¿Has relacionado alguna vez las cosquillas con el placer? ¿Qué te pasa y cómo reaccionas cuando te tocan esas zonas tan sensibles que no puedes “soportar”?

Las cosquillas, de primeras, no las relacionamos con el placer, pero, en realidad, el hacer cosquillas eróticas puede resultar un juego, que además de divertido, puede llegar a provocar sensaciones muy excitantes, incluso pueden hacer llegar a la persona hasta el orgasmo. A esto en inglés se le llama tickling, que es una forma de sexualidad haciendo cosquillas.

El hacer cosquillas nos ayuda a conocer nuestro cuerpo, ¿cómo hacerlo? Pues ir “cosquilleando” eróticamente aquellas zonas que son susceptibles de cosquillas y muy sensibles. Las típicas son las plantas de los pies y entre los dedos, los costados,… pero en lo que consiste es en ir descubriendo dónde y de qué manera podemos aumentar la sensación de cosquillas. El cuerpo tiene mucha piel, así que… Pero, no hay que olvidar que cada cual tiene su límite y las cosquillas son muy especiales por lo que debemos ir conociendo poco a poco hasta dónde podemos aguantarlas. Y, eso sí, en el momento en que te digan, “ya no más”, debes de parar, ya que si fuerzas la situación podemos conseguir el objetivo totalmente contrario al placer.

Sugerencias: Ponle un pañuelo en los ojos o átale, con pañuelos o utilizando unas esposas, y empieza a “cosquillear”. Puedes empezar con las yemas de las manos haciendo una caricia muy suave o ayudarte de una pluma, de unos guantes de seda,… incluso con la lengua o cualquier otro objeto que se te pase por la imaginación. Y la persona que recibe todo esto tiene que dejarse llevar. Podríamos decir que aquí una parte lleva el papel dominante y otra el papel sumiso, pero sin ninguna otra connotación.

Hay estudios que han demostrado que la risa, en su versión incontrolada, está relacionada con las mismas zonas cerebrales que se encargan de producir placer. Así que ya sabes, unas veces llevando la voz cantante y otras desde la sumisión, haz cosquillas eróticas y recíbelas, sintiendo esa excitación a la que puedes llegar.