Cuando el amor se va y la desilusión con él, llega la apatía y alguna cosa más turrosa todavía. Todo parece que cobra otro sentido, nos empiezan a molestar aquellas cositas que nos hacían tanta gracia, aquellos defectillos que hacían que su forma de ser fuese única, su forma de comer haciendo ruido ahora nos da repelús, su no parar de hablar,…en definitiva todo lo que antes gustaba, nos era indiferente o por lo menos no nos molestaba, ahora se convierte en algo casi insoportable.
¡Esta es la señal! El amor se fue. Y ahora hay que decidir: ¿Seguimos con la pareja? ¿Nos separamos?
Las razones para continuar se amontonan en nuestra cabezota y múltiples miedos nos aplastan el pecho: miedo a la soledad, miedo a equivocarnos, a arrepentirnos y que no exista la marcha atrás, como hicimos, y, muy mal hecho, múltiples veces en el sexo, miedo a la situación económica en la que quedaré tras la separación, pereza a la hora de replantearme la vida, vender el piso en común, si me llegará o no con mi sueldo, si mis hijxs lo pasarán mal, etc, etc, etc En definitiva… múltiples razones que nos hacen demorar lo indemorable. Razones que nos hacen vivir una agonía lenta, sin entender que la ruptura es un mal necesario.
Es un mal, sí, es algo terrible separarse, pero también es algo liberador para el espíritu, para nuestra salud mental es un mar de aguas profundas que tenemos que atravesar porque si no morimos en vida y…por si no os habíais dado cuenta al otro también le condenamos a morir lentamente si así no lo hacemos. Es duro vivir sin amor y notando el desamor del otro. Si no nos separamos no solo decidimos que nosotros viviremos sin amar, decidimos que el otro no va a ser amado.
Es verdad que muchas parejas encuentran su equilibrio sin necesidad de separarse, a pesar de que el amor ya no esté entre ellos queda el cariño, la amistad y muchas veces el buen rollo. Estas parejas no sienten angustia, estas parejas tienen una relación de pareja… porque parejas hay tantas como parejas hay en el mundo.
Pero si no es así, si vuestra pareja comienza a molestaros porque hace esto o lo otro u os molesta porque no lo hace, si sus ruiditos son molestos y te alteran, si estás deseando que tarde en llegar a casa o tú retrasas tu llegada, entonces,…la decisión por dura que te resulte solo tiene una dirección. Y separarse no es fracasar, separarse es decir hasta aquí he crecido con esta persona, pero si continuo aferrada a ella… no podré seguir creciendo, empezaré a decrecer. Hemos llegado hasta donde podíamos llegar, ahora tenemos que seguir nuestros caminos por separado.
Desde Albora Bide siempre intentamos que las parejas puedan llegar al encuentro y que si éste, tras intentarlo no es posible, que la separación sea lo menos dramática posible. Hay que vivir sin dejar muertos por el camino.