En este mundo loco, donde vamos a la carrera, donde la exigencia es la reina y la competencia está a la orden del día… ¿Cómo poder meternos en la cama y dormir a pata suelta? ¿Cómo poder taparnos con la sábana y desconectarnos así porque sí, por el mero hecho de que estamos en la cama? ¿Cómo poder poner en off nuestra loca cabecita? ¿Cómo, como decía Santa Teresa de Jesús: acallar a la loca del desván? ¿Cómo hacerlo si hemos ido a 4000 revoluciones?

El día se arrastra durante la noche, y… ¡el sexo se resiente! De-sa-pa-re-ce. Los estudiosos del tema aseguran  que un déficit en el sueño acarrea presión arterial alta, aumento de peso, cambios de humor, y no a mejor, claro está, debilita el sistema inmunológico,… ¡En fin que no es nada bueno lo que genera!  Y sí, bastante malo. Pero es que como también hemos señalado antes se resiente el sexo, es decir, la líbido, tan frágil ella, se va al carajo, se muere, caput,…en fin dilo como quieras, pero…evita dormir poco y/o mal.

Parece que ambos sexos se ven afectados por el déficit de sueño: los hombres bajan en sus niveles de testosterona y  ven peligrar su erección y  las mujeres bajan su excitación y como consecuencia de ello tienen dificultades para alcanzar el orgasmo.

Trata de dormir más. Si puedes, no duermas 7 horas, duerme 8 o 9 y verás como toda tu salud mejora y se ve beneficiada, incluida la salud sexual. Establece tu rutina del sueño, intenta levantarte y acostarte a la misma hora siempre, como hacemos con los bebés. Haz por ti, y haz por la persona que comparte la vida contigo.

Así que ya sabes: si duermes más…follarás más.