En este post vamos a brindar por la cordura y algo de esperanza para miles de mujeres sometidas a una cultura que las obliga, por medio de la aceptación social a mutilar su clítoris. En Burkina Faso hay una ONG francesa, la asociación Cultural Zassa de África (ACZA), que realiza este tipo de reconstrucciones.
Hablamos de ablación y parece que suena más light, pero hablando con propiedad es una mutilación en toda regla. Solo a un 25% de estas niñas, de entre 0 y 15 años, se las pone anestesia, y solo un 18% de las personas que realizan esta atrocidad son sanitarios.
Imaginaos: en la mayoría de los casos se produce a la noche, sacan a las niñas de su sueño inocente y su madre y su padre, en quienes siempre se confía, y varios miembros de la comunidad están allí para robarles ese órgano de placer, con el que disfrutar sin necesidad de la penetración. Son mutiladas en pro del hombre, en pro de una sexualidad coital aunque a veces cortan también los labios y cierran la entrada vaginal con una sutura)…Es decir, lo hacen en pro de lo de siempre y por lo mismo de siempre con la excusa de un ritual de paso de la niñez a la edad adulta.
Muchas de estas mujeres tras la mutilación refieren dolor en sus relaciones sexuales, incluso llegan a sangrar. La mutilación se hace de forma rudimentaria, con mal instrumental y con una niña llorando, aterrorizada, moviéndose para tratar de escapar del dolor que está soportando y…esto tiene consecuencias que en algunos casos han llegado a ser mortales por producir un colapso hemorrágico o una septicemia.
Seguir imaginando: en el 2019 se calcula que 4,1 millones de niñas fueron sometidas esta mutilación.
A ver si para ya el maltrato a la mujer, en todas sus formas y tradiciones.