Cuando ya llevas algunas decepciones amorosas, sobre todo si te han dejado cuando no te lo esperabas o has tenido que ser tú el/la que deje porque no te ha parecido bien el comportamiento del otro…en muchas ocasiones da miedo iniciar una nueva relación.

El miedo a sufrir, y ya sabemos todos que en lo emocional sufrimos… ¡la leche! hace que la persona esté acorazada, blindada. En nada, en la abstención, espera no padecer, no sufrir. En ocasiones se distraerá en proyectos nuevos, compra de una nueva casa, rehabilitación de la que ya tiene, un nuevo master,…y se esconderá en ello mientras pasa el tiempo. Pero el tiempo en sí mismo no cambia nada, dependerá de lo que haga con ese tiempo que su herida cure o supure por mucho tiempo.

Y claro, si tú  acabas de conocer a alguien que  justo está en ese momento, con heridas en el corazón solo tienes dos opciones:

1-     Esperar, darle su tiempo para que se recupere, sane la herida que le acoraza, con lo que ello supone de desesperación porque nunca sabrás cuándo curará o si “morirás en el intento.”

2-     Intentarlo con “un/a valiente”, una persona que pese al miedo quiera volver a arriesgar. Que no esté dispuesta a esconderse y quiera volver a sentirse enamorad@.

Es importante sentir que la persona con la que vas a iniciar algo “apueste por ti” se la juegue, al igual que te la juegas tú. ¿Porque quién te asegura a ti que no vayas a sufrir tú? ¿Quién te asegura que esa persona no te hará daño a ti y no tú a ella?

¿Quién ha dicho que sea fácil? Generalmente lo bueno nunca es fácil. Pero cuando alguien vive la vida es fácil sentir dolor, pero también mucho placer,  la implicación es lo que tiene, para bien y para mal. Y cuando hablamos del ·”no estoy para esto”, “no es mi momento” solo hablamos de miedo. Y el miedo, siempre, sin excepción, encadena al pasado e impide el futuro. “Quien no arriesga no gana” y desde Albora Bide añadimos, quien no arriesga…siempre pierde. Saber lo que uno quiere, ir a su encuentro, y hacerlo, aunque sea con miedo, porque la única diferencia entre el/ valiente y el/la cobarde ya sabemos todos que es que el valiente a pesar del miedo lo hace.

Si no apuesta por ti es porque no te quiere lo suficiente. Y no te ve  lo suficientemente interesante como para que le merezca la pena arriesgarse.

Y permítenos que acabemos con la siguiente cita:

“Tienes miedo a que te hagan daño

Y te haces daño con tanto miedo”.