¿Cuántos y cuántas de vosotros y vosotras os habéis preguntado si sois buenos en la cama?
Y sin embargo, a lo mejor no os habéis planteado si sois “disfrutones” en ella. Y es que nuestra necesidad de hacer disfrutar al otro parece mayor que la de disfrutar nosotros mismos. ¿Quizás sino vuestra autoestima se resienta? Estamos más hacía fuera que hacía dentro, preocupados de lo que los demás piensen de nosotros y no de lo que nosotros sentimos o vivimos.
Y es que es en hacer disfrutar al otro y en quedar bien con el otro donde nos llegan los agobios, aparece la ansiedad de rendimiento (hacerlo bien, satisfacer al otro) y esto se solapa con angustia de poder ser abandonados si no lo hacemos “como tenemos que hacerlo”. O mejor dicho, como creemos que debe de ser. Pensamos que si el otro se lo pasa bien con nosotros… tenemos más posibilidades de que la relación se mantenga que si no es así.
Esta es una creencia popular que trae muchos pacientes a la consulta. Por el miedo a no satisfacer al otro no tenemos por ejemplo erección, nos bloqueamos en el orgasmo o se nos acelera y somos eyaculadores precoces. Estos son ejemplos de pacientes que llegan a Albora Bide, y aunque cada paciente es especial y único todos comparten el mismo miedo a no satisfacer a la otra persona y que por este motivo su relación con el otro vaya mal y acaben separándose.
Pero bueno, para que nunca te dejen por “hacerlo mal” al tema que hoy nos ocupa: ¿qué requisitos tienes que tener para ser un buen amante?¡Si es que los buenos amantes existen, claro está! Jajaja… Pero vamos a contaros algunas cosillas que siempre vienen bien.
Pues en primer término, pondríamos la creatividad. El salir de la rutina, innovar sea de la manera que sea, viviendo fantasías, usando juguetería erótica, teniendo relaciones en diferentes lugares o posiciones dará variedad y la variedad traerá la sorpresa y esto eliminara la rutina. No te cuestiones si estás bien físicamente o no, si eres o no atractivo, atrévete con tu cuerpo, lúcelo, ¡es el que tienes!
En segundo lugar, sé observador, para descubrir el mapa del placer del otro has de estar atento, observar su cuerpo, cómo reacciona éste, si se mueve, si gime.., para saber dónde y cómo tocar, pero eso sí, atrévete a cosas nuevas sin presionar, eso sí. No fuerces la máquina.
Siendo observador sabrás cuándo cambiar los ritmos o cuándo mantenerlos. Sabrás si ir lento, rápido, presionar en la caricia, hacerla suave y… dónde hacerlo. Déjate guiar por sus movimientos, el ritmo de su respiración y/o sus jadeos. En este punto usa tus dotes de observador y tu creatividad.
Pero desde Albora Bide nos repetimos diciéndo que no importa lo que te hagan, aunque es verdad que hay gente que es muy hábil, que lo que importa es quién te lo está haciendo y la vivencia que tú haces de ello. Es decir, si ese chico que te gusta se acerca y te agarra de la cintura… no es lo mismo a que de la misma manera te agarre tu amigo Xabier y es que en el sexo, como en otras muchas cosas de la vida el dos y dos son cuatro… no sirve.
Con todo esto tratamos de que os preocupéis más de disfrutar vosotros que de que disfrute el otro, ese otro que haga lo mismo y así desdramatizaremos la sexualidad y gozaremos más con ella, que en resumidas cuentas es de lo que se trata.