Cuando el alcohol mata la pasión
Pensamos que el alcohol es un poderoso y maravilloso estimulante sexual que va a hacer que nos excitemos “hasta el infinito y más allá.” Pensamos que una cervecita, un vinito,… nos desinhibe, “nos da alas” y hace que nos relacionemos más fácilmente, que nos “anestesiará” nuestra timidez , facilitará el contacto con el otro, que nos invitará a acercarnos al otro. Bajará nuestras barreras y hará más fácil a la oportunidad de rollete sexual…
Pero… siempre no es así. Si nos pasamos de “cervecitas” resulta que no llegamos al orgasmo o nos cuesta mogollón (si tenemos eyaculación precoz… algo nos puede ayudar la cervecita, muchas… ¡mal!), si tenemos pene… resulta que o no tenemos erección o nos cuesta mantenerla. Debemos tener en cuenta que el alcohol inhibe partes del sistema nervioso autónomo que influyen en la erección.
Y después de “haber fallado” en la erección, debido al exceso de alcohol, ¿sabéis a cuantos hombres se les ha originado un problema de erección? Después de un fallo aparece la ansiedad y suele tenerse miedo a que este hecho puntual se repita, pudiendo crear un círculo vicioso que lleve a un problema de erección que ya nada tenga que ver con la ingesta o no de alcohol.
Por otro lado, si ya el consumo de alcohol, es algo continuo y en grandes cantidades puede provocar un trastorno endocrino, neurológico y vascular irreversible, con lo que la respuesta sexual… se vería afectada sí o sí.
Vamos, que eso de darnos alas… hasta cierto punto porque si nos pasamos… ¡nos las corta! ¿Sabéis que decía Shakespeare? “Provoca el deseo, pero frustra la ejecución”
Y, después de beber cantidades ingentes de alcohol, ¿cuántas veces te has despertado al lado de alguien que dices “que hago yo aquí?
O, ¿cuántas veces has tenido relaciones sexuales irresponsables, sin condón porque estabas alcoholizad@ perdid@? Vamos, que te juegas embarazos, infecciones,…y arrepentimientos varios.
Date una oportunidad a ti, que tus éxitos o fracasos sean tuyos. No te transformes “gracias a” o por el alcohol. Piensa que “El corazón decide y la razón justifica”.