No está mal, ¿eh?

Con el ritmo de vida que llevamos, en la que ya no vale ir al curro y atender a la familia, donde incluimos tareas del hogar, compras en el super, ahora, además de eso, que mira que ya lleva tiempo,  hay que ir al gimnasio, a inglés,… los vasquitos también tenemos que ir al euskaltegi, por supuesto a conversación de ambos idiomas, hay también que relacionarse con los amigos, visitar a la familia,…¡Qué no se ponga nadie enfermo y además tengas que ir pasar tiempo en el hospital!

En fin,… ¿ya nos queda tiempo o ganas de follar, de acariciar a la pareja, de decirle cuánto la deseamos y/o amamos?

Vamos corriendo por la vida, eso de tomársela “slow”… ¡qué difícil nos parece! Así que a nuestros chicos, que siempre tenían ganas y siempre estaban dispuestos,… parece ser que ya no tanto.

Pero nosotras, en Internet hemos descubierto la solución, (jajaja). Veréis hemos leído que que hay alimentos que a ellos les ayudan a mejorar su apetito sexual o a mejorar la erección. Os lo transcribimos sin cambiarle ni una sola coma. Dicen que tomando:

“1. Zumo de pomelo. Las nuevas investigaciones muestran que este zumo, muy saludable y muy rico en antioxidantes por cierto, se relacionan con la reducción del riesgo de disfunción eréctil en los chicos.

2. Copos de avena. Además de reducir el colesterol, un bol diario de copos de avena ayudan a la liberación de la testosterona, una hormona clave para el desempeño sexual.”

Que fácil, ¿eh?, siempre buscando la pastillita mágica… En fin, lo que no cuentan es cuánto mejora si lo hacemos, porque si el deseo fuese tan fácil como en el resto del reino animal… sí podríamos decir que si los niveles de testosterona están bien, nuestros chicos tendrán deseo.. y bajar el colesterol o no tenerlo no significa que la erección esté ahí.

Los humanos nos complicamos la vida, y tenemos eso que se llama ansiedad de rendimiento, querer quedar bien ante el otro, inseguridades varias…y eso, amigos, puede más que toda la testosterona del planeta junta.

Olvidaros de las recetas mágicas y poneros en manos de profesionales que puedan tratar no el síntoma (pérdida del deseo, problemas de erección,…), sino el origen de ese malestar.