Por cada persona que hay en el mundo hay una peculiaridad sexual, una forma diferente de excitarse, de amarse,… y, ¿por qué no excitarse con los pies del otro? Los pies suelen ser objeto preferente de la elección fetichista. Tanto propia como ajena.

Suele decirse que hay más hombres fetichistas de los pies que mujeres. Y así mismo, se dice que los fetichistas se hacen en la infancia, vamos que si has llegado a la madurez sin fetiches, rara vez acabarás con ellos.

Recordar cómo los chinos vendaban los pies a sus mujeres para que no les crecieran, metían los pies en agua caliente y se los vendaban, les gustaban los pies pequeños y el olor que de ellos emanaba ya que se deterioraban tanto… que olerían, para los occidentales de pena, para ellos de forma afrodisíaca.

No debemos de olvidar que tienen tantas terminaciones nerviosas que los hacen ser muy receptivos de sentir placer, son considerados como una zona erógena universal, que te chupeteen los deditos de los pies, aseaditos, es un verdadero placer y las cosquillas recordar que son una forma de “esquivar” la excitación.

El problema del fetichismo de los pies, como de cualquier otro , es que solo con ellos logres excitarte , es decir, que se conviertan en una fijación y sea la única fórmula para ti, esto reduciría y empobrecería al máximo  tu vida sexual, se convertiría en un lastre más que en una práctica más a realizar.

Y claro, no debemos de olvidarnos de la pareja de dicho fetichista, si le gusta que le mimen los pies,… aunque se olviden de otras zonas…no pasa nada, pero si no encuentran demasiado placer en dicha fijación de su pareja y prefieren má s atención en las demás zonas de su cuerpo… tenemos un problema.

Para resumir: si disfrutas de los pies, tuyos o de los demás, pero no es de lo único que logras disfrutar, ¡enhorabuena! Tienes una zona erógena más. Si por el contrario, te obsesionan y limitan… ¡acude al especialista!