A través del Facebook nos llegó la siguiente información y así os la trasmitimos: “La violación se ha vuelto endémica en el sur de África, por lo que una doctora llamada Sonette Ehlers ha desarrollado un producto que de inmediato ha llamado la atención nacional.
Ehlers nunca pudo olvidar a una víctima de violación que dijo con tristeza:”Si tan solo tuviera dientes ahí abajo”
Algún tiempo después, un hombre entró en el hospital donde trabajaba Ehlers con un dolor insoportable, porque su pene estaba atrapado en la cremallera del pantalón.
Ehlers fusionó esas imágines y se acercó con un producto que llama rapex. Se asemeja a un tubo, con púas en su interior. La mujer se lo inserta como un tampón, con un aplicador, y cualquier hombre que intente violar a la mujer se clava en las púas y debe ir a una sala de emergencia para que el rapex sea eliminado.
Cuando los críticos se quejaron de que era un castigo medieval, Ehlers respondió lacónicamente: “Un dispositivo medieval para un acto medieval”.
Perfecto, para una sociedad donde la mujer sufre violación tras violación. Lo que nos preguntamos es cómo se retira si lo que quieres es tener relaciones con tu pareja y eso solo quieres usarlo para salir a la calle. Los violadores desde luego se lo pensarían dos veces antes de entrar por la fuerza y la humillación dentro de una mujer. Que a nosotros pueda parecernos paranoico usar algo así de forma diaria no significa que en algunos lugares no tenga su sentido.
Lo único malo es que las púas clavadas en el pene solo se producen cuando el pene ya ha entrado. La mujer ya ha sido forzada. Ahora ese mismo pene no entrará o no le quedarán ganas de volver a entrar contra la voluntad de nadie. De todo lo cual nos alegramos.