Hay un tema del que se podría hablar y hablar porque no pasa de moda, porque es una realidad cada vez más presente, porque quien lo sufre lo pasa verdaderamente mal, porque está a la orden del día… y de lo que estamos hablando de nuevo es de la infidelidad.

En consulta, casi a diario, tratamos casos relacionados con la infidelidad. Y tenemos que decir que, normalmente, las que acudían eran mujeres que habían pillado a su pareja siéndoles infieles, pero ya hace un tiempo, acuden más hombres que han descubierto la infidelidad de ellas. Era como más “normal” que el hombre fuese el infiel, pero parece  que las cifras se van igualando en los hombres y las mujeres en cuanto a ser infieles. Y, por supuesto, también acuden las mujeres que siendo infieles, buscan aclararse, y saber, qué hacer con su vida. Seguir con la infidelidad, romper con su pareja… ¡Un gran dilema!

Esta realidad se ve respaldada por el estudio llevado a cabo por Kristen Mark, quien ha investigado sobre la infidelidad en las mujeres. El número ha crecido en los últimos tiempos y sobre todo si se compara con las infidelidades de las mujeres de los años 90.

Ahora las mujeres sienten más placer y gusto engañando.

En ello ha influido la independencia económica de la mujer, lo cual le permite gastar el dinero sin que ello le afecte en su vida familiar y la estabilidad de las relaciones amorosas, “porque al estar mal con su pareja las féminas buscan a un tercero que las haga sentir mujer, y la facilidad para acceder a las citas románticas a través de la pantalla de un computador o hasta de un smartphone”, cuestiones de las que ya os hemos hablado en otras ocasiones.

La muestra del estudio constó de 506 hombres y 416 mujeres.

Los resultados constatan que un 23 por ciento de los hombres admitió haber sido infiel frente a un creciente y sólido 19 por ciento de mujeres. Esta cifra es la menor diferencia que se ha dado en la historia entre ambos sexos. Otro aspecto más en el que se van igualando los hombres y las mujeres.

Pero esto, ¿es bueno?o ¿es malo? ¿Es simplemente así? ¿Hay que aceptar que las personas no somos monógamas? ¿Que el deseo va por libre, aparece cuando aparece y si le hacemos caso, nos lleva a donde nos lleva?

Esto puede generar una gran polémica pero lo que está claro es que las cifras cantan, están ahí y nos están mostrando una realidad. Cada cual debe hacer su propia reflexión y desde luego, si está siendo infiel, analizar qué es lo que le ha llevado a ello, si realmente quiere luchar y mantener su pareja, y si la respuesta es afirmativa, hacer que bajo ningún concepto la otra parte le pille. Y, por supuesto, asumir los riesgos que se corren. A veces, no hay marcha atrás, si eres pillado o pillada. Y luego, las lamentaciones no suelen servir.

Podemos decir, más que nunca que, ¡para la infidelidad no hay género!