¿Habéis oído hablar de la monja a quien le han censurado su libro “Just Love: A Framework for Christian Sexual Ethics (Solo amor: un marco de referencia para la ética sexual cristiana)? ¿Quién le ha ha censurado? Pues el Vaticano.
Pues os lo contamos porque merece la pena resaltar que dentro de la Iglesia hay personas que no comulgan con todo lo que se promulga desde dicha institución y que es gente con ideas avanzadas y muy acertadas, a nuestro entender. Y, sobre todo, que se atrevan a hacerlo público, aunque el resultado sea como ha sido en este caso la censura, es de admiración.
Margaret Farley, que así se llama la citada monja, aborda en su libro temas como la masturbación, las relaciones homosexuales, el divorcio,… y las opiniones que tiene al respecto no han gustado para nada a la Iglesia.
Sobre la masturbación comenta que “muchas mujeres han encontrado un gran bien en complacerse a sí misma-quizá sobre todo en el descubrimiento de sus propias posibilidades de placer-algo que muchas no han experimentado o incluso desconocen en sus relaciones sexuales con sus esposos o amantes (…). De hecho, la masturbación sirve a las relación más de lo que estorba”. Una muy buena afirmación, ¿verdad? ¿Qué verán de malo en que, en este caso, la mujer se autoexplore, se conozca y se pueda dar placer a sí misma? ¿A quién molesta, hace daño? A hombres temerosos que no confian en sí mismos, y que dudan de su capacidad de satisfacer a sus chicas, y que piensan que si ellas se masturban no van a querer después con ellos…
En cuanto a las relaciones homosexuales dice que “las relaciones y los actos homosexuales pueden ser justificados de acuerdo a la misma ética sexual de las relaciones y los actos heterosexuales…”. Defiende que son injustas las legislaciones contra la discriminación de los homosexuales, así como de las parejas de hecho, las uniones civiles y los matrimonios gays. Vamos, que no creemos que esto sorprenda a los ciudadanos de a pie sino que por el contrario hará brotar una sonrisa de complicidad.
Todas estas opiniones son ofensivas para los principios del catolicismo, que dicho sea de paso, a estas alturas de la historia, que se cambien los esquemas mentales, sería mucho más beneficioso…
Dicen que el libro contiene proposiciones erróneas cuya divulgación podría causar graves daños a los fieles e invitan a la monja a “corregoir las tesis inaceptables en su libro”.
Desde aquí felicitamos a las personas que como Margaret hacen públicas sus ideas aunque éstas vayan a causar una polémica, a ver si así, llega un momento en que les saltan las alarmas y se cuestionan que no están en posesión de la Verdad.