¿Cuántas veces ha ido tu mujer, tu novia, tu compañera, a la peluquería y después habéis tenido movida? Cuando ella va a la pelu, ¿vosotros tembláis?
Sí, muchas veces las parejas, heterosexuales, que tenemos en consulta, la parte masculina se nos queja de que el día en que ellas van a cortarse el pelo, a teñirse, o a peinarse, cuando vuelven a casa, ellos no saben cómo actuar, o qué decir o qué hacer, le toco el pelo, le digo lo bien o mal que la han dejado, si estaba mejor o peor con aquel otro peinado,… En fin, se sumergen en un mar de dudas, que les suele llevar al mismo resultado: bronca, movidita, vamos.
La semana pasada nos comentaba un paciente: “si le digo que está guapa y ella se ha visto mal, se cree que se lo digo por decir y se mosquea, si le digo que la otra vez le dejaron mejor, que si nunca me agrada, que se haga lo que se haga siempre es la crítica en negativo,… ¡ahora, como no me haya fijado en que ha ido a la pelu!, porque aún no me he parado a observarla, necesito pararme, entonces ya,….¡morros para cenar!”.
No es el primero, e imaginamos que no será el último, que nos cuenta algo similar. ¿Qué nos pasa a las mujeres con el tema peluquería? ¿Será un reflejo de algo más, de algo más profundo? ¿De que la relación ya no es buena y entonces todo está teñido y todo es juzgado de forma más severa? ¿Qué frustraciones se esconden bajo esta forma?.
Y luego está lo que ellas nos cuentan: “Es que no se da cuenta, no me mira, soy invisible, si me hubiera colgado los billetes que me ha costado la broma de la cabeza a lo mejor se hubiera enterado, me he hecho un rizado, me he cortado el pelo y me he cambiado de color, me ha venido a buscar al curro a la tarde, le he dicho toda animada , ¿qué…? Para ver que me decía y me ha respondido que ha tenido un buen día, que todo rodado y que le apetecía cenar fuera, que si a mi también”.
Bueno, pues salvo casos como este último, donde ellas parecen invisibles y la vida de él gira sobre él y punto, las mujeres solemos tener, ya sabemos que no todas, algo con el tema pelu, nunca nos agradan, nos digan lo que nos digan y si se callan y no dicen nada por miedo, no por pasotismo, tampoco estamos contentas. Un poco difíciles también somos ¡eh!.
No nos complace lo que nos dicen por autoestima, no nos complace porque esperamos algo diferente y que nunca llega, que es nuestra más profunda aprobación y satisfacción con nosotras mismas e intentamos que el otro haga de espejo y nos devuelva aquello que tanto ansiamos, esa imagen de nosotras que siempre hemos deseado, pero el otro ve lo que ve, y si lo ve, eso es lo que nos hace llegar.
Así pues, ¿seguirá habiendo bronca siempre? Responderos vosotros mismos.