Sí, la verdad, es que cuando llevamos un tiempo en la relación nos acomodamos, ya está la conquista realizada, nos amamos y,… colorín colorado este cuento se ha acabado. Pero como no se trata de un cuento, la vida sigue, y si no mantenemos aquello que en su día conquistamos puede que lo perdamos.

En los cuentos cuando uno se casaba el cuento se acababa, y todos dábamos por hecho que esto significaba: felices para siempre. Creemos que esto se nos debió de grabar de muchas maneras y nos lo hemos creído sin cuestionamiento alguno, así que cuando se dan las separaciones,…

Bueno pues alguna de esas pequeñeces, que se van acumulando hasta desbordarnos, hacen que en muchos casos la relación se vaya a paseo. En consulta cuando trabajamos la relación de pareja muchas veces nos dicen que no hay una cosa grande o seria que les haya llevado a estar así de mal, pero que el día a día ya se ha hecho insoportable por esas pequeñas cosas y manías de cada uno.

Las razones más típicas que nos aluden son las siguientes:

– El tema de las tareas del hogar: generalmente ellos pasan, no ven la suciedad o no necesitan tanta limpieza, con lo que a ellas les toca currar dentro y fuera del hogar. Aún hoy sigue vigente la frasecita de marras “¿te echo una mano?”, pues hombre … mejor las dos y… no “me echas” el tema es de los dos. Nosotras, si económicamente se lo pueden permitir decimos que en este tema la solución se encuentra contratando a alguien que se encargue, porque las buenas intenciones suelen quedarse en intento o peor, sólo en intención.

– “Si no saco yo del congelador no se cena, no se come”. La responsabilidad es delegada en alguno de los dos, sin existir un acuerdo sobre ello.

– “En casa parece que se disfraza, pero eso sí, de hortera”. Aquí no importa el sexo, la queja es por ambas partes. Está claro que en casa nos gusta estar cómodos, ¿si no dónde? Y aunque descuidemos la imagen, que sea un poco, por favor. Os contamos lo que una paciente hace años nos comentaba: “En la calle va como un pincel, y en casa se pone el pijama, se mete la camiseta por dentro del pantalón, los calcetines cogiendo el pantalón, … ¡Vamos que no corra el aire!, se pone esas zapatillas que parecen del abuelo y ¡hala! se tira en el sofá, todo despanzurrado”. Erótico ¿eh?.

– Lo que una vez hicimos por agradar, se convierte en obligatoriedad. Aunque parezca poco espontáneo, etc., es importante que las cosas que decidimos sean expuestas y decididas de forma explícita. Por ejemplo: “venga, que ya tiro yo la basura esta noche”. Ha sentado tan bien el tema a la otra parte de la pareja que mañana también la tiras y al otro, y al otro… y de repente un día dices ¡Oye, ¿la basura qué? Siempre la tiro yo,…..” y la respuesta es, “ es que eso te toca a ti, siempre lo haces tú, es tu tarea, tu obligación”.

– El dejar migas en la encimera, el no bajar la tapa del baño, el que se deja la pasta de dientes abierta, el que un semáforo ámbar, es frenar y no acelerar, el que va en el coche como quien va dentro de un arma y con ella puede insultar, chillar,…

– El tema del ocio: a mi me gusta la playa y a ti el monte. ¿Cómo se resuelve?

– El fin de semana: “claro, como pasa todo el día al volante, el “fin de” no quiere oír hablar de ir a ningún sitio, y yo estoy deseando de salir de este parque donde paso todas la tardes con mis hijos”.

En fin, son un montón de cositas que van surgiendo y van minando la relación, y cuando la relación se va enturbiando el deseo sexual femenino, sobre todo, desaparece y se añade un problema más a la convivencia. Y de lo que hemos hablado es de cositas, imaginaros cuando son problemas de verdad.