Mi hija tiene ya año y medio, desde su nacimiento, incluso ya en los últimos meses del embarazo, la relación sexual con mi compañero ha caído en picado y por ende, que la relación de pareja tampoco es que vaya muy bien, antes con unos arrumacos nos desenfadábamos un poco y podíamos tratar el tema con cierta tranquilidad, pero ahora eso ya es ciencia ficción, estamos super alejados, fríos,….
Sí, los niños vienen con el pan debajo del brazo, o eso dicen, pero como en más de una ocasión en la consulta hemos oído en el nacimiento no sólo sale el bebé también sale, se escapa, la libido.
Que en el tercer trimestre del embarazo decaiga un poco el deseo no es anormal, que decaiga en la lactancia tampoco, ya que la prolactina, la hormona que hace que suba la leche, es directamente proporcional al deseo, es decir, a más prolactina menor deseo sexual, en la mayoría de los casos, siempre hay excepciones claro, y si a esto le sumamos el cansancio que supone un bebé, pues imaginaos el cóctel,…
Pero como decían en una serie americana “Los problemas crecen”. Todas, antes de parir pensábamos en la de cosas que íbamos a hacer con nuestras bajas maternales. ¡Ilusas!, no son vacaciones, es un tiempo donde una desaparece para dedicarse en exclusiva a otro ser, otro ser que no se despega de ti en ningún momento, a no ser que tengas la gran suerte de una pareja con tiempo para dedicarse al cachorro, o una abuela solícita,… Bueno pues tras este periodo de inexistencia, de pelos sucios, de no maquillarte, de tener la teta al aire cada tres horas, si tienes suerte, te incorporas a tu trabajo. Por un lado, genial porque en esas horas eres tú, te tomas un café sin menear el carrito, sin sacar la teta, sin poner el chupete,… pero luego vuelves, y te vuelves a esa cosita tan rica, carne de tu carne, que según te ve aproximarte te lanza una seductora sonrisa. Y el trabajo sigue, no hay sofá, aún no, y que no este malito, que entonces tampoco hay cama.
Es en ese momento que tu pareja entra por la puerta “¡hola cariño!, ¿qué tal el día?” y tú estas con el trapito sobre los hombros, el niño sobre ti y el trapito, dándole palmaditas en la espalda para que eructe, estás guapa, ¡no te ha dado tiempo a ponerte el pijama, y sigues maquillada!…si es que tú puedes con todo. Pero por dentro estás agotada, preguntándote si podrás con la aventura en que gustosamente e inconscientemente te has y se ha embarcado tu relación.
Ya no sois dos, ya no vais dónde queréis, cuándo queréis y con quién queréis. El bebé marca el horario, casi el lugar, bares no, lugares de tumulto no,… y las parejas con las que salíais antes no tienen hijos, con lo cual…. Estáis los tres en una nueva vida, a la que uno se ha de adaptar y cuesta, claro que cuesta.
¿Dónde queda la sexualidad? Una ya está demasiado cansada cuando por fin coincidimos con la pareja, el churumbel también añade conflictos entre ambos que si eres muy blanda, que si tú no juegas nada con él, … mil cosas a las que enfrentarse en el día a día y si no hacemos piña, o equipo, sino todo lo contrario, nos vemos como rivales, equipos contrarios e intentamos golearnos el uno al otro… pues mal, mal vamos. Uníos frente a ese o esa maravilloso/a intrusillo/a que ha llegado y las cosas serán un poco diferentes.
Acordaos de qué solemos decir del deseo sexual femenino, es el Talón de Aquiles de la mujer, se va con facilidad pasmosa, y mientras que vosotros si estáis cansados echando un polvo os descansáis, si estáis estresados igual, si estáis enfadados, en la cama desaparece el enfado… nosotras no, tenemos que estar descansadas, desestresadas y cómo no desenfadadas.
¡Cuidémonos ambos!, que la vida ya es lo bastante jodida para que en casa no encontremos un respiro