Este término deriva de Fetiche (del portugués fetiço: hechizo) que alude a un ídolo u objeto de culto, de ciertos pueblos primitivos. A este objeto, al fetiche, se le atribuían propiedades mágicas derivadas de un dios o de determinada persona. En el área sexual el fetiche es algo, recurrente y altamente excitante, que se necesita de la compañera (ésta es una parafilia conocida en varones) para alcanzar el goce sexual y nos habla de la vinculación erótica con un objeto inanimado o una parte del ser amado: bombachas, medias, ligas, pieles, los pies, mechones de cabello, zapatos… Y se habla de fetichista si este tipo de conducta se mantiene durante un período no inferior a los seis meses.
En el DSM IV se habla del malestar psicológico que estas fantasías e impulsos sexuales recurrentes y se señala así mismo como estas conductas provocan un deterioro social, laboral o de otras áreas de la actividad del individuo. Diferencia también al fetichismo del fetichismo travestista (cuando el hombre se viste con ropas femeninas, no menciona a las féminas, también es verdad que es una práctica menos habitual en ellas). Y también menciona como fetiches a los vibradores o masturbadores. ¡Vamos que más de una y uno somos fetichistas! ¿O es que ciertamente el DSM IV quedó obsoleto? Ahora ya está en el mercado el V, pero aún no hemos tenido la oportunidad de echarle un vistazo detenidamente. Y ciertamente todos tenemos algo de fetichistas cuando por ejemplo sólo nos fijamos en personas con una determinada característica (tomamos como el fetichista una parte por el todo, sobrevaloramos esa característica, por ejemplo ser rubia, y ya, definimos a esa persona por ese atributo).
Durante la masturbación, el fetiche se lleva puesto, se huele o se frota contra los genitales. Los objetos fetiches más frecuentes suelen ser elementos de vestir femeninos, incluyendo bragas, sujetadores, guantes, medias, zapatos, botas e incluso delantales, capas y pañuelos. Para el fetichista, estos objetos suelen ser mucho más excitantes si ya los ha llevado puestos la persona y aunque nos pueda sorprender son mucho más excitantes que la persona en sí. Es más, en muchos casos, estas personas son incapaces de mantener relaciones sexuales con otras, y sólo consiguen erotizase a través de estos objetos fetichistas o de esas partes del cuerpo sobreerotizadas (con fotos, evocándolas, fantaseándolas….).
Y es que durante esa masturbación, el fetichista se crea un ideal por medio de las infinitas posibilidades de los simbolismos. Y es que no existe ni una sola parte del cuerpo que no pueda convertirse en un fetiche (pies, cosa muy típica, pechos,…).
Así que ya sabeís plantearos cuánto, porque seguro que algo si, de fetichistas sois.