¿Estáis a favor de la verdad? ¿La verdad a cualquier precio? ¿La verdad por encima de todo?
Permitidnos que os contemos una pequeña anécdota de una paciente que tuvimos hace ya algunos años. Esta mujer acude a la consulta por una mala relación de pareja, que no viene al caso, y así como quien no quiere la cosa, nos confiesa que miente más que habla y que ese comportamiento la trae consigo muchos problemas,… porque ya sabemos eso de “Se le coge antes a un mentiroso que a un cojo”, y es que no sólo hay que tener arte y ser buen actor,… ¡hay que tener buena memoria! Bueno, pues a lo que vamos, en el tratamiento paralelo que hacíamos con la paciente para que superase su “adicción” a la socorrida mentira, le recomendamos “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, o sea ¡deja ya de mentir! Y ella obediente y disciplinada así lo hizo: se encontró con una amiga, ya ex-amiga, que venía de recoger ¡su vestido de novia! La ex-amiga toda contenta le enseña parte de su “carisísimo” y ostentosísimo vestido y le pregunta si le gusta, y ella fiel a su nuevo yo, ni corta ni perezosa, le dice lo que pensaba: “un poco emperifollado, ¿no?”. Ante gustos tan dispares, y tal muestra de sinceridad la amiga, ya ex-amiga, se dio media vuelta y nunca más se supo de ella.
¡Qué! ¿Qué opináis? Mesura, ¿verdad?, mesura.
Pues ahora, imaginaros la escena, pero en cuestiones sexuales:
– ¿Te lo ha hecho alguien mejor que yo?
– ¿Era igual con las otras parejas?
– ¿Cómo lo hacías antes? Y, ¿Qué hacías?
– ¿Cuántas parejas has tenido antes de estar conmigo?
– ¿Has tenido mejores orgasmos?
– ¿Serías capaz de enrollarte con alguien saliendo conmigo?
– ¿Cómo eran las otras parejas en la cama?
Muchas de las respuestas a estas preguntas no son para nada necesarias para el buen funcionamiento de vuestra relación y se pueden convertir en armas arrojadizas un tiempo después, así que, cuidadín, responder sí, pero hacedlo con cautela, delicadeza, pensando lo que vais a decir, no deis demasiados detalles, y guardaos todo aquello que sabéis que va a molestar y no va a aportar nada bueno. Hacedle entender que habrá preguntas a las que no vais a responder, tenéis derecho a tener un pasado y derecho a guardároslo (pero, no al pie de la letra, ¡eh!).
Y si estás en el otro lado, en el de preguntar, recuerda que preguntar no es juzgar, no es ofender ni acusar. Y que si preguntas algo, has de estar preparado para asimilar la respuesta ,y si no es así, no preguntes.
Un saludo y buen fin de