Aunque estimulante, el abuso del alcohol no favorece el perfecto disfrute y placer sexual. Muchos, en la consulta, nos dicen que necesitan beber para poder liberarse, ¿de qué? Nos preguntamos extrañadas. Nos suelen responder que así se liberan de los tabúes, de sus vergüenzas, de las timideces variadas que les embriagan ¡antes de que la embriaguez sea por alcohol!, eso sí. Pero parecen preferir esta segunda, por lo que se ve.
¿No pensáis que con el alcohol nos damos la excusa que necesitábamos para “atrevernos a…”? Nos atrevemos a entrarle a la chica o chico que nos mole, nos damos permiso para hacer aquella fantasía sexual que queríamos pasar a la práctica y no nos atrevíamos a ejecutar. Pero,… todo tiene su lado oscuro, y en este caso podríamos decir que hay muy buenas razones para que si bebemos lo hagamos con moderación, aunque parezca que nuestro deseo sexual aumenta:
– Por un lado le afecta al orgasmo: lo retrasa, o incluso impide que se produzca. Ya seamos chicos o chicas, da igual. Eso sí, para los eyaculadores precoces, unas cervecitas,… no van mal.
– Y por el otro afecta a la erección, la dificulta.
– También pude influir en que la vagina se inflame, se lubrique peor,… y por lo tanto se produzcan molestias.
Vamos que ya veis, como much@s ya sabíais mejor sed vosotr@s mism@s, arriesgaros, y no pongáis vuestro placer en jaque. El alcohol, como tóxico que es, actúa sobre el lóbulo frontal, alterando la capacidad de juicio y autocontrol. Vamos que como en la pelí de Matrix vemos o creemos que pasa una cosa y está sucediendo otra.
Y por supuesto no hablamos de los efectos del alcoholismo como patología sino de beber sin control en el fin de semana y sus efectos sobre el sexo.
Así que ya sabéis a daros mucho cariñito sin mucho alcohol en vuestro cuerpo, y a disfrutar, que son dos días.