En la cama todo vale, todo vale si los dos lo aceptan, ¡claro está!, y lo de sumiso dominante es un juego como otro cualquiera, ¿no? Algo morbosillo también, y para practicar lo de ser egoísta…también. No digáis que no es una gozada el enseñarle al otro unas esposas y esposarle con ellas o que nos espose, eso sí, con un poco de lucha por parte del que va a ser esposado, que si no, no tiene gracia. Y decimos practicar lo de ser egoístas porque el que es atado sólo tiene que dedicarse a disfrutar de lo que le hagan, ¿os imagináis? Qué gozada, por una vez no tener que estar más que pendiente de uno mismo, de lo que siente,… y la otra parte responsabilizándose del placer del otro y disfrutando de él, ella. La verdad es que suena bien.
En otro post ya hemos hablado de las fantasías sexuales, hoy nos centraremos en ésta: la de sumisión. Pero vamos a hacer una diferencia, todo empieza en la fantasía, y puede quedarse ahí o pasar al acto, a la acción, nosotras hoy hablamos de esto último, de la fantasía llevada a la realidad.
En los juegos de sumisión, si tú eres el sumiso, tú no tienes el control, te ves “obligado” hacer lo que el otro te demande, está expectante, no sabes qué va a pasar, y aunque sea un juego suave esta expectación te hace mantenerte excitado. El factor sorpresa siempre elimina la rutina. No hay nada más aburrido que el saber en todo momento cómo va a ir la relación, ahora me toca los pechos, ahora me chupetea el pene o la vulva, dependiendo, ahora para adentro. Pues bien, en estos juegos esto no existe, todo es “¿y ahora qué pasará?, ¿Qué me va a pedir? ¿Qué me hará?…” Siempre que hablamos de esto nos es inevitable citar “Historia de O”, cuando ella baja a las mazmorras, sin saber qué va a pasar o que la van a hacer y piensa algo así como el susto con gusto que siento, según voy bajando.
Este juego es como un teatrillo, donde cada uno elige su papel, que puede ser rotativo, un día uno y otro día el otro, o como un juego de rol (que parece más moderno) y cada uno ha de actuar como ese personaje que ha elegido representar y que se lo va inventando sobre la marcha.
El sumiso tendrá que dejarse hacer, mostrar pasividad en el juego, someterse a las órdenes del otro,… pero hay que distinguir pasividad de sumisión, una cosa es que te aten y te hagan de todo y tú disfrutes de ese que te hagan, y otra es someterse a la voluntad del otro. Lo primero tiene que ver con abandonarse al placer y lo segundo ya no porque a lo mejor lo que te piden en ese momento no te apetece demasiado, pero forma parte del juego. Pero claro, uno no se abandona a nadie en quien no confíe, a no ser que el juego de la sumisión o dominación lo llevemos más allá y ya hablemos de cosas no tan suaves.
¿Qué nos pude pasar en uno de estos juegos? Pues por ejemplo que no nos dejen llegar al orgasmo, que cada vez que nos vean cerca de éste o a punto, paren y cambien de actividad, que nos tapen los ojos y no sepamos con qué nos van a tocar, que usen un vibrador, por ejemplo, que nos azoten, que nos esposen, que nos pidan un sriptease, que tengamos que chupar, tocar… cuando nos lo pidan, sin desearlo en ese momento. En fin, estamos a su merced. Y esperemos que disfrutéis siendo sumisos, que no débiles.
El próximo día hablaremos de esto no tan suave, hablaremos del Bondage, del juego sadomasoquista.
Buen fin de semana, amig@s.