Hola, antes de empezar, preguntaros y deciros algo: ¿Qué pasa? ¿Os ha asustado lo de que eliminaremos comentarios ofensivos? ¡Qué aún no lo hemos hecho! Os estamos avisando, y dándoos un voto de confianza. Y al amigo que protesta por habérselo borrado, de verdad que no, aún no, y esa opinión nos parece de lo mas lícita, no borramos los desacuerdos, eliminamos la ofensa personal y profesional, que de constructiva, cero patatero.
Nos enamoramos tantas veces como nos desenamoramos, ¡qué le vamos a hacer! Es de cajón que no toda relación sentimental progresa. Y que al igual que existe el blanco y el negro, también si hay amor ¿cómo no va a existir su antagónico: el desamor?
¿Creéis en el amor eterno? ¿En el para siempre?. Nosotras estamos divididas. Una dice que sí, que es posible amar a alguien, desde que aparece esa persona en el tiempo hasta….que la muerte los separe, la otra piensa que sólo unos afortunados tienen esa suerte ( suerte si es que es correspondido, ¡claro! ), y que los demás mortales van del amor al desamor y vuelta a empezar, no sin antes haber dejado mucha “sangre” por el camino y llegar a la nueva relación hambriento de afecto y con un montón de “paranoias”, que desde luego harán que no se facilite el encuentro y que la relación sea, eso sí, nada monótona. No habrá tiovivo, estaremos comprando un billete para la montaña rusa.
Existen muchas razones que nos pueden llevar al desamor, pero antes de empezar a nombrarlas deciros que no consideramos las rupturas de pareja como fracasos, en muchas ocasiones lo que sería un fracaso sería permanecer en una relación que no nos ayuda a crecer, a sacar lo mejor que hay en nosotros, sino todo lo contrario.
Pues bien, vamos de relación en relación, como quien va de ciudad en ciudad tratando de mantener nuestras costumbres, sin darnos cuenta de que el paisaje ha cambiado y que, a nuevo escenario, nuevo vestuario. Y si a esto le sumamos que ya hemos pasado por varias “ciudades” donde tropezamos con sus adoquines, caímos y nos herimos, y de esta experiencia (recordaros que experiencia no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa) salimos “magullaos”,… imaginaros con qué “seguridad” vamos por la nueva ciudad.
También está el hecho de que conocemos a alguien que parece ser nuestra media naranja y,…¡claro, ahí está el problema! ¡YO NO QUIERO UN SER INACABADO! , queremos una naranja entera porque nosotras y vosotros sois una naranja entera ¿verdad? ¿o es que necesitáis ser completados? El error es claro, el mito de la media naranja nos hace pensar que existe una persona, ¡una única persona!, que encajará perfectamente con nosotros como una llave con su cerradura y con esta persona todo será maravilloso, los planetas se alinearán,…, con lo cual tendremos que estar ojo avizor no vaya a ser que pase por nuestro lado y no nos demos cuenta. Y lo que es más significativo, si creemos haberla encontrado nos aferraremos a ésta….¿cómo abandonarla? ¡Si es nuestra media naranja!, ¡si estaba destinada para nosotros! Así nos eternizamos en la toma de esta decisión y hacemos una tortura del camino, planteándonos todo el rato si será la decisión correcta. Y cuando decimos todo el rato, es todo el rato, ya que se acaba convirtiendo en un pensamiento obsesivo o invasivo que nos ocupará nuestro pensamiento desde que nos levantemos hasta que nos acostemos. En vez de buscar ser completados, que ya lo estamos, busquemos a alguien que nos acompañe en nuestro camino, y al que así mismo le ayudemos a seguir el suyo. No parece fácil, ¿eh?
Otras veces nos desenamoramos porque aparece un tercero en el juego y empiezas a notar cosas raras, está más distante, no te sientes querido, acompañado, cuidado,… se empieza a enrarecer la relación y poco a poco os vais distanciando.
En muchas ocasiones también parece que vamos de Guatemala a Guatepeor. Por exagerar un poco y para que entendáis lo que queremos decir, pondremos el siguiente ejemplo: pasamos de un alcohólico a un ludópata. Es decir pasamos de una pareja problemática a otra, o sea repetimos escenarios a pesar de cambiar el vestuario. Esta razón es uno de los motivos más frecuentes que nos encontramos en consulta al trabajar en terapia de pareja. Tenemos que ver qué tipo de relación repetimos para que no vuelva a suceder lo que generalmente nos sucede cuando nos enamoramos.
Otras veces, el desamor llega porque el crecimiento o la maduración de las personas no ha sido convergente, sino divergente, crecen en caminos que les van separando poco a poco, o uno crece y otro no, y se llega al desequilibrio,…
En fin, creemos en el fondo que hay tantas razones para el desamor como para el amor, y por lo tanto, tantas como personas hay en el mundo.
Llega el fin de, momento que no sabemos muy bien por qué, se elige para salir a ligar, así pues enamoraos mucho y disfrutad mucho, aunque os enamoréis y desenamoréis cada fin de semana, o lo que sería más bonito que os enamoréis cada día de la persona con la que habéis decidido compartir vuestra vida, vuestro camino, y que esto sea recíproco. Un beso muy grande.