¿Difícil establecer el límite? ¡Y tanto!

Sólo una pista para que sepáis por dónde vamos: Si queréis ir al cine y le pedís a vuestra pareja a ver si quiere ir con vosotros, seáis mujer o hombre, esto da igual, la dependencia y el amor no entienden de sexos… ¿0 sí? ¡Bueno!, vamos por partes. Pues si como decíamos se lo pedís: ¿Qué respuesta desearíais recibir? Y lo que es más importante para el tema que tratamos ¿Qué haríais ante una respuesta negativa?

Somos humanos, está claro. Queremos ir al cine y preferimos ir acompañados. Pero ante el no es donde podemos ver un ejemplo para establecer la diferencia entre el amor y la dependencia.

Muchos/as piensan que las parejas han de ir siempre juntas, por supuesto, esas que se quieren, y todas esas cosas bonitas que solemos atribuir a las parejas, y que éstas cuando no se dan, y generalmente, o no se dan nunca, o se dan menos de lo que esperamos y deseamos, nos sentimos defraudados.

Bueno, pues si al recibir este “no”, lo que primero hacemos, o se nos pasa por la cabeza, es desechar nuestra idea, ¡nuestro deseo!, y hacer lo que la otra persona propone, o simplemente dejamos de realizar nuestro deseo, ¡un tanto dependientes ya somos!.

Tenemos que tener en cuenta que queríamos ir al cine, éste era nuestro primer deseo y el segundo ir acompañados. ¿Qué hacer? Pues lamentando mucho o poco tener que ir solos o con otra compañía, nos vamos al cine. Y después, aparte de dar envidia de lo guay que ha estado la peli que se ha perdido, y de lo bien que nos lo hemos pasado (que ya hemos dicho que somos humanos), pues le comentamos la peli y de alguna manera la compartimos.

El amor sería: “Yo voy a ir a ver la peli. Contigo mejor, pero sin ti también iré”. La dependencia sería: “Sólo si tú vienes a verla conmigo yo voy”.

Os parecerá una tontería , pero cambiar este deseo tan banal e irrelevante por otro más significativo y veréis que pasa.