Nada, que nos siguen llamando piratas, delincuentes y cosas peores. La última gran mentira en torno a la supuesta piratería, como ellos la llaman, es un informe que se ha prestado a hacer la consultora IDC (que también tiene tela prestarse a esto, aunque sea a cambio de una buena mordida económica) en el que ‘calculan’ que los contenidos que hemos compartido en España entre películas, música, videojuegos y libros tienen un valor de 5.000 millones de euros y que, de haber pasado por caja, la industria hubiera 3.000 millones más. El estudio está pagado por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos (en adelante: ‘La Coalición’, así, con tono tenebroso). Y es de conocimiento común que quien paga al gaitero elige la tonada, como suele decir Santiago González.
Hay muchos peros que poner al supuesto estudio, pero es tan evidente que ataca al sentido común que casi da verguenza ajena tener que recordarlas.
Una. Amigos de La Coalición, no compraríamos todo lo que compartimos. Ni siquiera la mitad. Ni, si me apuran, un 10%.
Dos. Hey, al final somos sus clientes, les guste o no. Seguimos yendo al cine, compramos libros y discos físicos y en formato digital cuando nos gustan y vamos a los conciertos. Y somos los mismos que hace pocos años nos comprábamos un disco en vinilo y luego el mismo disco en CD, y que lo hacíamos sin rechistar y sin que la industria nos propusiese un plan renove de formato porque nos estaban vendiendo dos veces el mismo contenido. Nos estamos empezando a hartar de que nos llamen delincuentes cuando NO lo somos. ¿Hay que recordar que existe el derecho a la copia privada? Lo que es un robo, amigos, es el canon.
Tres. Ojalá los supuestos defendores de los supuestos creadores inviertieran algo más en adaptar su industria a los nuevos tiempos y menos en estudios amañados que dicen mentira sobre mentira, destinados a informativos de TV poco escrupulosos.
La Coalición de Creadores está formada por la Asociación de Distribuidores Cinematográficos de Ámbito Nacional (ADICAN), La Asociación de Distribuidores Videográficos de Ámbito Nacional (ADIVAN), la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual -FAP-, Productores de Música de España (PROMUSICAE), Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO); Federación de Gremios de Editores de España (FGE), Asociación Española de Empresas de Software de Entretenimiento (ADESE), y la Sociedad de Artistas Intérpretes Ejecutantes de España (AIE).
Da miedito, sí.
Actualización: compruebo alucinado que El País, antaño baluarte de la prensa seria, lleva el tema a portada en su edición del martes. Es decir, lo coloca entre las ocho noticias más importantes del día. Y sin atisbo de elaboración propia, da por buenos los datos de La Coalición. Hemos robado 5.000 millones a la industria. “La piratería digital no tiene freno”, dice. Toma ya prensa seria. “En el segundo semestre de 2009, la factura de los discos, películas, videojuegos y libros descargados sin permiso fue de 5.121 millones: la cifra triplicó los ingresos legales de la industria cultural: 1.653 millones. Son datos de un estudio encargado por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos a una consultora de EE UU”.
Cuál es la clave del asunto: Naturalmente, esa bonita construcción: “descargados sin permiso”. Nada dice El País sobre si fueron descargados para obtener un lucro personal con obras protegidas (lo que es delito aquí y en cualquier país civilizado del mundo, y con razón). Sólo dice que la piratería digital no tiene freno. Pero no se puede considerar piratería lo que está protegido por la ley. Y el derecho a copia privada lo está. Se pongan como se pongan.