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“En cinco años no habrá ni canciones ni música” dice Aute

Enésima presión de los artistas al Gobierno (cejudos algunos de ellos, que vienen a cobrársela, claro) para poner puertas al campo, amenazas incluidas. Esta mañana se han reunido con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, artistas como Alejandro Sanz, Camela, Bunbury, Peret o Luis Eduardo Aute para entregarle un manifiesto firmado por más de 2.000 representantes del sector musical que reclama medidas contra la piratería. En concreto, una Ley de la Música antes de que acabe el año.
Brrrfff, escalofríos me dan.
La perla: Aute: “En cinco años esto desaparece. No habrá canciones ni música”.
Bueno, como amenaza no está mal, pero es una gran falacia. Aute, repite conmigo: No habrá In-ter-me-dia-rios. Es decir, no habrá negocio para esos pocos que, sin hacer nada, se llevaban un pastón; se quedaban con la mayor parte de los beneficios de las ventas de discos sin aportar ningún valor añadido y contra quienes los autores habéis despotricado por ello en muuuuuchas ocasiones durante la época de vacas gordas, cuando veíais pasar las millonadas por delante de vosotros y, aunque os caía una parte, se la quedaban los ejecutivos de las casas de discos por no hacer nada de provecho musicalmente hablando. Quien les iba a decir a ellos que el pastel se estaba acabando, y ahora os utilizan para reclamar al Gobierno que ponga puertas al campo. Y os dejáis. Ay.
Que el modelo musical ha cambiado tras la irrupción de internet, la banda ancha y la posibilidad de compartir archivos en la red es evidente. Tienen razón los músicos cuando dicen que es imposible competir: Un trozo de plástico con canciones que antes se vendía por 18 ó 24 euros ahora no vale nada, porque su contenido viaja por la red en segundos.
cualquier analista de septimo de EGB diría: Hey, las discográficas se van a forrar, no tienen que hacer copias físicas de los discos (ahorro), ni carátulas (ahorro), ni van a tener gastos de distribución (ahorro), ni porcentajes para los puntos de venta (ahorro). Incluso pueden bajar el precio de los discos y ganarían lo mismo.
Pues no. En lugar de adaptarse a la nueva situación, las discográficas quieren una ley que les permita seguir vendiendo trozos de plástico para los que ya hemos quitado los reproductores de nuestras casas. Y quieren que el Gobierno les ayude. Flípalo.
¿Y los artistas? Pues quieren ser millonarios como antes (quienes lo eran) pero sin preocuparse por el negocio, al modelo antiguo. Yo fichó por una multinacional, me hacen rico por tres o cuatro discos, me compro una casa en Miami y a vivir, que ser artistas es muy duro.
Pues no se entiende. Porque ahora es precisamente el momento de los artistas. El momento en que más valor tiene su trabajo, porque es realmente su trabajo (y no su distribución, ni promoción ni marketing) la base del sistema. Hay que decirlo claro: Los grandes perjudicados por las descargas ilegales no son los artistas, sino las discográficas. Lo contó el otro día el periódico inglés The Times (antena 3 emitió una reseña en su informativo de fin de semana, apúntesen una, señores de A3).
Léanlo, pero se lo resumo: El negocio de la música no pierde ingresos. Pierden las discográficas, sí, pero los ingresos por la música en directo se elevan cada año. Y claro, las discográficas siempre han desdeñado, hasta ahora, el complicado mundo de los conciertos (era más lucrativo vender trozos de plástico, es normal, sin cancelaciones, promoción local, riesgos, etc). Los ingresos de los artistas se elevan como consecuencia de ese auge de la música en directo en tal proporción que, según los datos de The Times (balance 2004-08 de la industria musical británica) para el año que viene ya serán más cuantiosos los ingresos vía conciertos que los obtenidos vía venta de discos.
Pregunta para el bueno del señor Aute: ¿Seguirá siendo rentable para un músico componer y editar canciones dentro de cinco años si aprende a gestionar el directo, a 80 euros la entrada? ¿No es por otra parte, lo lógico: que un artista se gane el pan tocando ante el público?

Bonus: Vergonzoso (por acrítico) artículo en El País. Ya toca (la ley de) la música. El periódico-guía da espacio en sus páginas a los directivos de las discográficas para que nos llamen ladrones sin mucho descaro, y sin acotación alguna. Descargarte un archivo musical de la red es como ir a El Corte Inglés y robarlo de una estantería. Toma ya.

Delincuentes, que sóis unos delincuentes. ¿Cuántas veces ibáis de pequeños con vuestra cinta TDK de 45 a casa del amigo que tenía doble pletina para grabar los discos de su hermano? Delincuentes, si ya se os veía venir, ya.

Por Aitor Alonso

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