Quico Alsedo, en Rock&Blog
[…] Así que pasé al plan B. Llegué a casa, me arrellané en el sofá y tomé ‘Tarántula’, la célebre única novela de Bob Dylan, que ahora reedita en España Global Rhythm. Los enterados se lo saben: Dylan la escribió en plena cresta de la ola en 1966 (el año de ‘Blonde on blonde’), pero luego sufrió su famoso accidente de moto y la obra tardó cinco años en publicarse. A regañadientes suyo, pues no llegó a darla por terminada jamás. Los críticos la califican de “fallida”.
Empiezo a leer. Leo una página. Leo otra. Leo una tercera. Paro. Me doy cuenta de que no me he enterado de nada. Diantre, debo de estar cansado. Vuelvo sobre mis pasos. Seis, siete, quince páginas. Otra vez: nada, o casi. Un bombardeo de imágenes decadentemente ‘dylanianas’, un torrencial jazz disfrazado de escritura automática, como cientos de sus poderosas letras juntas y centrifugadas, pero apenas un poso gaseoso, indefinidamente ‘beat’: vacuo. Un poco molesto, pongo ‘Highway 61 revisited’. Nos reconciliamos.
Bunbury (con perdón por la mención) me dijo una vez: “Dylan es un gran escritor, pero ojo: un gran escritor de canciones, no otra cosa”. La cantinela del de Duluth como candidato al Nobel de Literatura enerva frecuentemente al gremio de las letras, y ahora que le ha caído el Príncipe de Asturias de las Artes, nuestro Nobel de andar por casa, ‘Tarántula’ es una buena oportunidad para sopesar la cuestión. [+]