El Ayuntamiento de San Sebastián y las empresas que sustentan la Fundación Kursaal ya han aclarado los detalles de la próxima actuación de Bob Dylan en Donostia el próximo 11 de julio, mientas la ciudad se prepara para una nueva edición de su festival de jazz. El ‘concierto por la paz’, como lo han denominado los organizadores, reunirá a 30.000 personas en la playa de la Zurriola, junto a los cubos del Kursaal. Será un espectáculo “gratuito, que no benéfico”. Buena aclaración. La mayoría de los espectadores no deberá pasar por caja para disfrutar de la actuación del genio de Minnesotta, aunque se reservará un graderío ‘vip’ con casi 4.000 entradas de pago, entre 30 y 50 euros por barba. El presupuesto del evento ronda los 600.000 euros; Dylan se lleva la mitad, 300.000, cincuenta milloncetes de las pesetas de antes. Actuará como un reloj a las nueve de la noche; después que el cantautor vasco Mikel Laboa y antes que los catañanes Macaco, rock mestizo y fiestero. Dylan no ha exigido mucho, aparte de los 300.000 petrodólares. Únicamente una suite en el María Cristina con vistas a la playa y algunos detalles técnicos que entran dentro de lo razonable. Hay quien duda de la contribución del asunto al proceso de paz vasco, pero el pelotazo mediático para la ciudad bien lo vale.
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