Nuestra enloquecida vida discurre entre pantallas. A veces, tenemos abiertas tantas a un tiempo que perdemos el hilo de la realidad. El sociólogo Guilles Lipovetsky lo llamó, irónicamente, hipertrofia pantallogruéllica, que sugiere voracidad, empacho, festín. Nuestra existencia real continúa en un universo paralelo de Internet, donde a menudo desarrollamos también una personalidad alternativa (peor que […]